A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

miércoles, 24 de abril de 2013

RETRATO EL PROCESO DEL CANCER EN SU MUJER



“La batalla que no elegimos. La lucha de mi esposa con cáncer de mama” es una serie fotográfica en la que Angelo Merendino retrató a Jennifer, su mujer, desde que le dieron el diagnóstico de la enfermedad hasta su muerte, cuatro años después.
En su sitio web, My Wife’s Fight With Breast Cancer, el fotógrafo explica que lo que busca con estas imágenes es humanizar el rostro del cáncer en la cara de su esposa: “Mis fotografías muestran la vida cotidiana. Muestran el desafío, la dificultad, el miedo, la tristeza y la soledad a la que nos enfrentamos, a la que Jennifer se enfrentó mientras luchaba con esta enfermedad. Lo más importante de todo es que muestran nuestro amor. Estas fotografías no nos definen, sino que somos nosotros”.
Allí, Angelo narra su historia de amor eterno y dice que supo que era “la elegida”, “la única”, desde el primer momento que la vio. Poco tiempo después, viajó a Nueva York –donde ella había empezado a trabajar- y le confesó su amor, que fue correspondido. Seis meses más tarde, le propuso matrimonio y se instaló en esa ciudad, con ella. Se casaron casi un año después, el 1° de septiembre de 2007, en el Central Park, rodeados por sus familias y amigos.
Cinco meses después, a Jennifer le diagnosticaron cáncer de mama. “Recuerdo el momento exacto... La voz de Jen y la sensación de entumecimiento que me envolvió. Ese sentimiento nunca se fue. Tampoco olvidaré nunca la manera en que nos miramos a los ojos y nos tomamos de las manos. ‘Estamos juntos, vamos a estar bien’”, cuenta Angelo en su sitio web y también en su página en Facebook y en Twitter.
A partir de ese momento, se multiplicaron los médicos, los tratamientos, los dolores. Y, como cuenta el fotógrafo, las palabras se hicieron menos importantes. “Una noche Jen acababa de ser admitida en el hospital, el dolor estaba fuera de control. Me agarró del brazo, con los ojos llorosos: ‘Tenés que mirarme a los ojos, es la única manera en que pueda manejar este dolor’. Nos amamos con cada pedacito de nuestras almas”.
Estas imágenes iban a quedar en el ámbito privado y familiar de la pareja. Sin embargo, poco antes de su muerte, fue la propia Jen quien le dijo a su esposo que mostrara las fotos. “El cáncer está en las noticias a diario y, tal vez, estas fotos puedan hacer que la próxima vez que alguien le pregunte a un paciente con cáncer cómo está, más allá de escuchar la respuesta, va a entenderlo con mayor conocimiento, empatía, comprensión y sincera y cariñosa preocupación”, reflexiona Merendino.
Jennifer murió el 22 de diciembre de 2011. El amor que ella dio -y recibió- sigue fluyendo.

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