A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

lunes, 3 de junio de 2013

CRISTINA PARA ABAJO


Por Julio Blanck
Entre los más pobres la adhesión a Cristina se mantiene fuerte. En la clase alta y media-alta no la pueden ver ni dibujada. Y en la media-media y media-baja la opinión está dividida, con tendencia a la bronca y el hartazgo. Incluso muchos que conservan simpatía por la Presidenta preferirían que no intente la re-reelección. Es la síntesis del escenario de opinión pública que hacen expertos como Sergio Berensztein, director de Poliarquía, una consultora que sumó prestigio gracias a sus pronósticos certeros en las elecciones de los últimos años.
Otra firma que se hizo visible a fuerza de pegarle muy cerca a los resultados es Management & Fit. Su directora, Mariel Fornoni, asegura que el desgaste de una década empieza a sentirse fuerte y que casi seis de cada diez desaprueban al Gobierno. Que hay pesimismo por la economía: menos del 10% cree que la situación va a mejorar. Y que en el último mes las denuncias de corrupción le pegaron feo a la Presidenta, haciendo caer su imagen otros cinco puntos más.
Pregunta básica, mirando a las primarias de agosto y a la elección de octubre: ¿hay que creerles a las encuestas?
Segunda pregunta básica, si la primera respuesta es “sí”: ¿cuánto hay que creerles?
Uno está tentado a decir que hay que creerles como se les cree a los políticos, a los ministros de Economía, a los periodistas, a los pronosticadores del tiempo. O sea: siempre es mejor verificar cuánto de cierto hay en lo que dicen.
Los encuestadores se ganan la vida trabajando para gobiernos, políticos y empresas. Más de una vez les dan a sus clientes el dato cierto y después, lo que se da a conocer ajusta o recorta ese dato a la necesidad del que pagó la encuesta.
No se difunde una mentira, pero tampoco una verdad completa. Ahí es donde la prensa, y el público mismo, deben pisar con cuidado.
Los encuestadores saben su oficio y saben cómo cuidarse. La notable variedad y amplitud de resultados que es fácil observar en el “tiempo muerto” entre elecciones, se convierte por milagro en una aproximación cautelosa de todas las mediciones cuando se acerca la definición en las urnas. Sea porque los profesionales ejercitan la saludable rutina delclearing entre ellos, o porque encuestadora que se arrima al resultado sirve para otra elección, las embarradas históricas son más bien escasas.
En fin, que no se debería confundir propaganda con encuestas, ni acción psicológica con mediciones científicas. Aunque muchos de los involucrados en el circuito de contratación, realización y difusión de las encuestas suelen hacer casi todo lo posible para que esas confusiones ocurran.
Dicho todo esto, y con el tiempo electoral a la vista, vale repasar otros escenarios que plantean los encuestadores, sabiendo que lo que digan hoy pronto va a poder ser contrastado con la realidad.
En un reciente simposio sobre comunicación pública, Hugo Haime, tradicional consultor peronista, afirmó que Cristina sigue con tendencia descendente, aunque se mantiene por mucho como la principal figura política. También definió a la opinión pública como la oposición más potente en este momento. Y resaltó el papel decisivo que podría jugar Sergio Massa en la Provincia.
En ese mismo encuentro, Ricardo Rouvier admitió el retroceso en la imagen de la Presidenta, pero aseguró que no era dramático aunque debía ser controlado. Y sostuvo que, más allá de esto, el oficialismo no tiene otro camino que hacer jugar a Cristina como eje de la elección de octubre.
Al costado de lo puramente político y más cerca de las expectativas y demandas sociales, que tanto terminan influyendo en el momento de votar, el último sondeo de la Universidad Católica y la consultora Gallup muestra que el ranking de inquietudes de la gente está encabezado por un cóctel demoledor: inseguridad, inflación, educación, corrupción y desempleo.
Detalles: la inseguridad es el principal reclamo en el GBA, la corrupción pega fuerte en Capital y la inflación empieza ya a preocupar en el interior.
Los políticos y sus gurúes de campaña se desviven escudriñando estos datos sueltos, o no tan sueltos, que de golpe se articulan, se condensan, y alumbran un pronunciamiento popular.
El día de la elección será fácil verificar quién de los encuestadores decía la verdad y quién la dibujaba un poquito. Mientras tanto cabe preguntarse: ¿por qué andará tan enojada Cristina?

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