A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

miércoles, 30 de octubre de 2013

LA DEMOCRACIA CUMPLE 30 AÑOS


Por Dani Yako
- Cagaste Raúl, ¡ganamos!
El grito de Bernardo Grinspun, resuena al caer la tarde. Los resultados parecen irreversibles, el clima en la quinta de Don Torcuato es de contenida alegría mezclada con estupor. Alfonsín abraza a su hija Marcela -la preferida- y sale a dar una vuelta por el jardín: ya es presidente electo.
La campaña había sido intensamente agotadora. La agencia de noticias DyN me había designado para una experiencia inédita: seguir al candidato radical durante los tres meses previos a las elecciones. Nadie pensaba en agosto que Alfonsín tuviera alguna posibilidad de ganarle al peronismo.
Los primeros viajes fueron por la provincia de Buenos Aires. Mucha gente iba a los actos y había un fervor que parecía una reacción frente a los años de dictadura. Pero en Oberá las cosas habían cambiado: una multitud llenó el estadio, miles de personas quedaron afuera y Alfonsín cerró el acto por primera vez con el preámbulo de la Constitución: un líder había surgido.
Víctor Martínez, candidato a vice, era el gracioso del grupo. Como buen cordobés, le gustaban los chistes y ponerle apodos a todos. A mí me tocó “Cachilo asustado” un pájaro también llamado chingolo, copetón, o comemaíz. Mis pelos parados y anteojos negros le divertían. Los días tenían su rutina: caravana de autos al llegar, visita a un barrio humilde antes del mediodía, almuerzo con fuerzas vivas, siesta, y a la noche, acto.
En Formosa había llovido mucho, el barrio estaba embarrado y mientras tomábamos un café en el hotel un chico le ofreció a Raúl lustrarle los mocasines sucios. Levanté la cámara y cuando estaba por hacer la foto me dijo –No.
Explicó que esa imagen podía ser malinterpretada. No me enojé: cuando uno está en un lugar así se aceptan condiciones. Después del acto, durante la cena, Carlos Castro, su jefe de prensa, comenta –Raúl quiere hablar con vos.
Alfonsín se acercó y me pidió disculpas por haber censurado mi trabajo y ofreció hacer la foto que yo quisiera.
Le pedí retratarlo mientras armaba la valija: no resultó muy buena imagen pero ese día me conquistó.
La consigna para el 30 de octubre era: primero ir a votar, luego el trabajo. Suena fácil pero, en aquel entonces, encontrar el padrón y llegar a Villa del Parque me llevó hasta el mediodía (por suerte, en el cuarto oscuro no tuve dudas). Los cinco periodistas que seguíamos la campaña fuimos citados a las 16 en una estación de servicio en Don Torcuato. Vinieron a buscarnos puntualmente y nos llevaron a una quinta cercana donde Alfonsín y un grupo reducido esperaría los resultados. El búnker secreto era algo primitivo.
La tele funcionaba bastante mal y había un solo teléfono. Cada dos horas una moto de DyN iba a la estación de servicio a buscar los rollos de película. Escribo un domingo de elecciones, 30 años después y recuerdo que ni los más optimistas pensaban entonces que la democracia llegaba para quedarse.
Alfonsín apareció en el living bañado y fresco después de la siesta. El clima era distendido, íntimo y familiar. El cierre de las urnas se prolongó más allá de las 18 por la gran cantidad de gente votando. De a poco empezaron a llegar datos propios: -¡Arrasamos en Mar del Plata! ¡Estamos ganando Buenos Aires! ¡Córdoba es radical!
Pasadas las 21 ya nadie dudaba sobre quien sería el próximo presidente pero Alfonsín no quería aparecer hasta que Luder reconociera la derrota.
El más nervioso era el comisario Baigorria, designado para protegerlo en la campaña. Ahora repetía como una letanía: Guarda que cuidamos al presidente, guarda que cuidamos al presidente.
Pidió refuerzos por radio. Sobre las 22 llegaron varios de los temibles Falcon con patente 113.
-Lorenza prepará el traje que nos vamos, pidió a su mujer -Así en camisa estás bien, - No señor, soy presidente electo y voy a ir de traje.
Una hora después, la comitiva inició su viaje a la sede del partido donde una multitud aguardaba eufórica. En Cabildo, a la altura de Juramento, cientos de jóvenes nos rodearon impidiéndonos avanzar, al grito emblemático de: -¡Se va a acabar, se va acabar, la dictadura militar!
Los vidrios polarizados no dejaban ver quién viajaba en esos odiados Ford. La situación se tensó. Finalmente Alfonsín bajó la ventanilla y saludó. El camino quedaba despejado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario