A ello debe sumársele que si bien se ha obtenido abundante prueba que permite acreditar palmariamente la maniobra delictiva, el avance posterior de la instrucción judicial podría verse afectado seriamente por eventuales presiones de los imputados quienes, reitero, cuentan con inocultables conexiones”, escribió Natalio Alberto Nisman en junio del año pasado. Luego bajó un cambio y reemplazó las palabras presiones por “maniobras” y conexiones por “posibilidades y medios para acceder a ellas”. Esta parte del borrador de la denuncia demuestra que el fiscal sabía desde el año pasado que el Gobierno lo iba a enfrentar “con los tapones de punta”, el mismo gobierno que hasta la muerte de Kirchner en el 2010 lo había apoyado y elogiado. En ese mes de 2014, Nisman y su principal asesor de inteligencia, el echado jefe de Contrainteligencia Antonio Stiuso, habían terminado de romper lanzas con el gobierno de Cristina Kirchner.
La ruptura había empezado con la firma del pacto con Irán en enero del 2013. La primera respuesta de Nisman fue denunciar cinco meses después una supuesta red de terrorismo iraní en América Latina con base en base en Venezuela. Ese mismo mes, cuando Gils Carbó no le dio fondos para ir a explicar su denuncia al congreso de EE.UU., le puso fecha al borrador de su denuncia.
En los allanamientos de su departamento y de la unidad especial AMIA se confirma lo organizado que era el fiscal. Cada caja con documentos archivados tiene un número de documento y un título. Pero no solo en papel, sino también en archivos informáticos cuyos back up (copia de respaldo) solo los hacía Diego Lagomarsino, el experto su confianza. Entonces, ¿por qué llevó una copia del borrador de su denuncia a su departamento, luego la abolló y la tiró al tachó de basura. “Quizás quiso dejar un mensaje escrito sobre las presiones que ya sufría mucho antes de presentar su denuncia”, dijo una fuente judicial.
Marta Nercellas, abogada de la DAIA, reveló que vio a Nisman hace seis meses antes de su muerte y le dijo con seguridad “por las pruebas que tengo, Cristina va a terminar presa”.
Si bien es cierto que no es lo mismo para un imputado declarar con un pedido de embargo encima que con un pedido de detención, ¿por qué Capitanich reaccionó en forma tan desmerusada ante la información que reveló Clarín? ¿El Gobierno está escondiendo algo o reaccionó torpemente y sin información de la causa? Cada vez más dudas.
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