A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

viernes, 17 de julio de 2015

LAS GRANDES FUGAS DE LA HISTORIA


Aunque la fuga del Chapo Guzmán parezca increíble, a lo largo de la historia se han producido fugas aún más rocambolescas, a parte de las más famosas, como la de Alcatraz, inmortalizada por el cine. Algunas de ellas son tan ocurrentes y brillantes que nos hacen pensar que sus ejecutores, a parte de criminales, también tienen algo de artistas.
John Dillinger y la fuga más limpia de la historia
En los años 30 del siglo pasado el norteamericano John Herbert Dillinger se ganó el apodo de "El enemigo público número uno" por sus victoriosos atracos de bancos, en los que raramente se producían muertes. A principios de 1934 Dillinger fue capturado y encarcelado en Crown Point, Indiana, pero un par de meses más tarde protagonizó una huida quizás no muy espectacular, pero sí de las más humillantes que jamás hayan sufrido los cuerpos policiales de los Estados Unidos. Dillinger fabricó una pistola falsa con un trozo de jabón y amenazó a los guardias para que le dejaran salir. No contento con esto, robó el flamante Ford V8 del sheriff Lillian Holley para escapar. La prensa publicó la vergonzante hazaña y su figura se convirtió en un icono de la cultura popular.
Jay Junior Sigler y el amor de madre
La madre de Jay Junior Sigler la castigó en su habitación numerosas veces durante su infancia. Pero una cosa es que la retenga ella, y otra que lo haga la policía, aunque sea en una prisión estatal acusado de atraco a mano armada. Así que en el año 1998, cuando cumplía el octavo de los 20 años de condena, un camión de dieciocho ruedas se estampó a plena luz del día contra las paredes de la cárcel en la que Jay Junior estaba recluido. Su conductor era John Beaston, acompañado de dos amigos y compinches de Sigler. Pero lo insólito del caso es que detrás del voluminoso vehículo, venía un coche más rápido y pequeño, un Cutlass Supreme, a cuyo volante se encontraba la misma madre del recluso. Todos saltaron al coche de mamá y escaparon de allí quemando gas a fondo.
Pascal Payet: hasta el infinito y más allá
A principios del siglo XXI francés Pascal Payet cumplía una condena de 30 años en la prisión de Luynes, población en el centro de Francia. La reclusión se le hacía insoportable y necesitaba huir de ahí cuanto antes, pero a su alrededor solo veía barrotes, paredes y policías... hasta que se le ocurrió mirar al cielo. Era la única salida al exterior en todo el recinto, así que pidió a unos compinches que fueran a rescatarlo en nada más y nada menos que un helicóptero. La jugada pilló tan desprevenida a la policía francesa que el recluso escapó volando de allí sin ningún problema.
Choi Gap-bok y la posición de loto entre rejas
Entre los múltiples beneficios que aporta la práctica del yoga, hay uno que jamás veran anunciado en los folletos: escapar de una prisión. El coreano Choi Gap-Bok, maestro en esta disciplina oriental, fue arrestado en 2012. Acusado de haber cometido un robo, le encerraron en una pequeña celda. Gap-Bok se untó el cuerpo con aceite y se contorsionó hasta salir por la pequeña apertura que los agentes usaban para introducirle la bandeja con comida en la celda, un espacio rectangular de solo 13,7 centímetros de alto por 43 centímetros de ancho.
Jack Shepperd y los tópicos del ladrón
Gracias a los dibujos animados podemos identificar a los cacos sin problema porque suelen llevar antifaz, remera a rayas y una enorme bolsa con el símbolo del dólar aunque estén atracando el Banco Central de Rusia. Y, en caso de que los pillen, huirán por la ventana de la prisión atando una sábanas entre si para usarlas como cuerda. Esto es, justamente, lo que hizo Jack Sheppard, un popular criminal al que ninguna prisión podía retener y que era venerado como un héroe romántico en el siglo XVIII. A parte del truco de las sábanas, en otra ocasión Sheppard consiguió huir disfrazándose de mujer para engañar a los guardias. Más adelante, capturado de nuevo, fue atado con pesadas cadenas que abrió usando un clavo torcido que alguien se había dejado en su celda.
El arte de la fuga. Dieter Dengler.
Dieter Dengler y las ironías de la libertad
Durante la Guerra de Vietnam el avión del piloto germano-americano Dieter Dengler fue derribado. Por suerte, aterrizó ileso en medio de la jungla. Por desgracia, el enemigo lo capturó y lo encerró en una de las infames prisiones vietnamitas, donde la comida escaseaba. En el ejército Dengler había sobresalido en los entrenamiento para fugarse de la prisión, por lo que no tuvo problema en salir del recinto junto a un compañero aprovechando unos tablones flojos de la pared y que los guardias solían comer desarmados y sin prestar atención a nada. Unos auténticos profesionales. El problema del soldado llegó cuando se encontró en calzoncillos en medio de la jungla. Las sanguijuelas se pegaban a sus cuerpos, los mosquitos se cebaban con su sangre, las lluvias torrenciales les hacían enfermar, la comida era muy difícil de encontrar y el ir prácticamente desnudos provocaba que las púas y rocas les hiriesen constantemente. Los reclusos llegaron a encontrarse una sola sandalia y se la turnaron durante las largas caminatas. Desesperados, llegaron a pedir comida a una aldea vietnamita, temeridad que acabó con el compañero de Dengler acuchillado hasta la muerte. Finalmente, un avión del ejército de Estados Unidos dio con el fugitivo. Pesaba 45 kilos.

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