A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

martes, 4 de agosto de 2015

A 58 AÑOS DE LA HAZAÑA DE FANGIO EN NURBURGRING


Hace 58 años, los amantes del automovilismo de entonces tuvieron frente a sus ojos lo que fue, decididamente, una cátedra de manejo: Juan Manuel Fangio, campeón en cuatro oportunidades, logró su quinta corona después de un traspié a diez vueltas del final de la carrera, en el circuito de Nürburgring, Alemania.
Ese 4 de agosto, “El Chueco” podía salir pentacampeón. Pero sabía que debía hacer frente a una dificultad: a diferencia de las Ferrari, su Maserati 250F debía detenerse en boxes para cambiar neumáticos (eran más blandos pero con mayor adherencia) y cargar combustible. Ante esta situación, Fangio había practicado junto a su grupo de mecánicos la maniobra en sólo 30 segundos.
A diez vueltas del final de la carrera, con el argentino al frente y su seguidor a 29 segundos, decidió hacer la parada obligada. Y ahí comenzó a escribirse otra carrera: sus colaboradores tardaron más de lo previsto, y al volver a la pista se halló tercero, a unos eternos 50 segundos del primero, Mike Hawthorn, a bordo de una Ferrari.
La situación ahora era otra. Y fue en ese momento cuando Fangio sacó su chapa de campeón, con frenadas que escapaban a las referencias y cambios más altos, toda una osadía.
Notó que esta estrategia funcionaba, pero no le alcanzaba para volver a la punta. Entonces, se la jugó: en una temible curva donde todos los pilotos -incluso él- “levantaban”, decide entrar a fondo. El auto, literalmente, saltó y cayó en el extremo contrario de la pista, pegado al alambrado. Todo salió como lo esperaba, y se dio cuenta de que con esa arriesgada maniobra, que levantó tierra de la banquina, había obtenido la diferencia que buscaba.
Con una concentración extrema, que él mismo confesó después nunca más volvió a lograr, empezó a romper cronómetros y a superar sus propios tiempos vuelta tras vuelta.
Más de 100 mil alemanes se sorprendían con lo que estaban viendo; Hawthorn y Collins, primero y segundo con Ferrari, lo veían venir. En la vuelta 20 marcó increíbles 9’17”4/10, un promedio cercano a los 148 km/h. A solo una vuelta, pasó primero a Collins y luego, en una curva cerrada a la izquierda, a Hawthorn. Y conquistó Nürburgring: pentacampeón a los 46 años. Al bajar de su auto, Hawthorn afirmó: “Si no me corría, el viejo diablo me pasaba por encima”.
Muchos se asombraron de que Fangio hubiese logrado esta hazaña a una edad que consideraban “avanzada”. El mismo Chueco se asombró de sí mismo. Según dijo al autor del libro Fangio, cuando el hombre es más que el mito, Roberto Carozzo, “yo no había conducido jamás de esa manera, pero también comprendí que jamás podría ya volver a conducir así. ¡Jamás!”.
Según confesó el piloto de Balcarce, por varios días después de la carrera sufrió de insomnio. “La excitación era tal que cerraba los ojos y se me aparecía la carrera una y otra vez, y venían hacia mí los saltos al vacío”, relató a Carozzo. Había pasado a la historia. (Perfil)

No hay comentarios:

Publicar un comentario