A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

jueves, 19 de abril de 2018

HISTORIA DELPESCADOR QUE ENCONTRO PARTE DE UN BARCO DE LA VUELTA DE OBLIGADO


Pasó medio siglo pero Mario Lozano todavía se acuerda de la sensación de que su línea de pesca venía con algo pesado en el anzuelo. "No era un pez porque no tironeaba, no ofrecía resistencia. Pero pesaba como un zapato, así que yo sabía que cuando saliera del agua, algo iba a haber", cuenta por teléfono desde San Pedro, donde vive. Eso que sacó del agua cuando tenía 17 o 18 años -ahora tiene 67- es una pieza del barco El Republicano, que combatió en la batalla de Vuelta de Obligado, en 1845.
"Es un cabillero secundario, algo así como un clavo cuadrangular de gran tamaño, que se clavaba en los mástiles del barco para sujetar distintos tipos de sogas, que podían ser de las banderas, de las velas u otras", explica José Luis Aguilar, del Grupo Conservacionista de Fósiles del Museo Paleontológico de San Pedro y fundador del Museo de Sitio Batalla de Obligado. Según describe, "es un hierro oxidado de 31 centímetros de largo, de los cuales unos 20 están destinados a clavarse en algún tipo de madera, dado que tiene una punta afilada; tiene una tuerca y una arandela que se sumaron al fierro principal a través de forja, algo que da cuenta de que es del siglo XIX".
Durante décadas, el pescador sampedrino creyó que aquello que había encontrado era un puñal que no había quedado del todo bien hecho. "Había ido a la zona de Vuelta de Obligado con algunos compañeros: sacábamos totoras para hacer la paja que se les vende a los viveros para conservar los panes de tierra, y tiramos la línea para pescar algo para comer y salió esto", recuerda Lozano, y agrega: "Me lo traje porque me llamó la atención. Pero no pensaba que podía tratarse de una pieza histórica. Es de esas cosas que están dando vueltas en una casa y cada tanto vuelven a aparecer, pero nunca pensé que se trataría de una pieza histórica".
A esa conclusión llegaron luego de que Claudia Comba, pareja de Mario, sintiera curiosidad de saber de qué se trataba aquello que su marido había pescado en su juventud. "Le saqué una foto y la subí a Facebook: se compartió bastante y a las pocas horas nos contactó Aguilar. Fue hace dos semanas", cuenta Claudia. "La zona de la batalla de Obligado está a unos 18 kilómetros de San Pedro, y allí fue donde Mario encontró la pieza. Quedaron muchos vestigios de la batalla allí, en el mismo sector en el que el 23 de octubre de 2015 habíamos observado partes de El Republicano. El contexto donde fue recuperado el objeto indica que fue parte de esa embarcación", asegura Aguilar.
El Republicano fue el bergantín encargado de custodiar una barrera de 24 barcazas ante la ofensiva de la flota anglo-francesa de la batalla de 1845. Esas barcazas, según describió el entonces general Lucio Mansilla en la información brindada a la comandancia a cargo de Juan Manuel de Rosas, estaban encadenadas entre sí y con el ancla desplegada para impedir el avance enemigo. "Mansilla informa que él retira los palos y los timones de las barcazas antes de retirarse, o sea que el único barco que se hundió que tenía mástiles del tamaño suficiente como para soportar un clavo como el hallado por Lozano fue El Republicano", describe Aguilar. El comandante de esa embarcación decidió hacerla estallar luego de que se desencadenara un incendio en su proa, para evitar que la flota anglo-francesa lo tomara.
"Yo soy jornalero, no me sobra la plata, pero nada de esto tuvo que ver con sacar ningún rédito económico. No lo hice con esa intención, pero me da orgullo haber salido en los diarios locales y que esto vaya a estar exhibido en San Pedro", se emociona Mario. "Usé el fierro para limpiar la pala con la que trabajo mi huerta muchas veces. No podía imaginar que se trataba de algo así. Ahora sé que es parte de la Historia", agrega. La pieza ya está en el Museo Paleontológico, pero Aguilar asegura que tras una reunión con la Dirección de Cultura municipal, quieren que pase a ser patrimonio del museo que reconstruye la historia de que aquella batalla decimonónica.
Un barco con historia
El Republicano era un bergantín goleta a cargo de custodiar la línea de barcazas desplegadas en la batalla de Vuelta de Obligado, que tuvo lugar el 20 de noviembre de 1845 en el río Paraná.
Sus restos se habrían detectado en octubre de 2015, gracias a un sonar. Con el tiempo, se recuperó su segundo mástil, que permanecía perdido.
Su tripulación era de 46 personas y contaba con 6 cañones: agotó sus municiones y padeció un incendio en la proa. Eso determinó que la estrategia fuera hacerlo estallar, antes de que lo tomara la flota anglo-francesa.

La batalla duró unas doce horas: hubo 250 argentinos muertos, y 26 bajas en el enemigo.

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