Por Ricardo Roa
A veces la historia sirve para entender mejor las cosas que la información del momento.
Por ejemplo, la intervención del PJ dispuesta por la jueza María Servini que no debió ser sorpresa: el partido está más flojo de papeles que las empresas de Lázaro Báez.
Un dato: los afiliados no votan desde hace casi 20 años, cuando se eligió la fórmula Menem-Duhalde. Sorpresa fue el momento y el interventor Barrionuevo.
Nieta e hija de jueces, Menem hizo jueza federal a Servini bien temprano: en 1990, al año de asumir la presidencia.
Hay sangre peronista en esa familia de San Nicolás. Su padre, radical, se hizo peronista cuando apareció el peronismo en 1945.
En los 60 María Romilda Servini fue novia de Amílcar, hermano de Roberto “El Negro” Quieto, inspirador y jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y luego miembro de la dirección nacional de Montoneros.
La jueza vivió en vivo y en directo aquellos terribles años. Y se casó con un oficial de la Fuerza Aérea, Tomás Cubría, dado de baja ya como brigadier durante la última dictadura.
Antes y en la clandestinidad, Roberto Quieto no pudo resistir la necesidad de ver a su familia, lo que iba en contra de las órdenes de la conducción que él mismo integraba. Se encontró con mujer e hijos en un recreo sobre el río. Allí fue secuestrado.
Otra norma del código montonero: los combatientes debían soportar la tortura al menos por 12 horas para dar tiempo de escapar a sus compañeros. Los montoneros enjuiciaron a Quieto por haberla violado y lo condenaron a muerte, de la que se encargaron los propios secuestradores: Quieto jamás apareció.
Quieto, en el medio. A la izquierda Mario Firmenich y a la derecha, Andrés Framini. (Archivo)
De San Nicolás también surgió el nombre de Enrique Gorriarán Merlo, amigo de un hermano de la jueza y visitante frecuente de la familia.
Gorriarán fue uno de los fundadores del Ejército Revolucionario del Pueblo y dirigió el demencial intento de copamiento del regimiento de La Tablada bajo el gobierno de Alfonsín. Hubo 43 muertos.
A los 82 años, nadie puede decir que Servini no ha visto de todo. Ha manejado casos con Isabel Perón y la corrupción menemista del Yomagate como protagonistas.
Desautorizó a De la Rúa en diciembre de 2001 y fijó la hora del fin del mandato de Cristina cuando asumió Macri. Tiene a Aníbal Fernández entre sus juzgados. Nunca bajó de la escena que acaba de retomar con la intervención al PJ.
Al Gobierno le conviene que dos personajes como Barrionuevo y Gioja laven sus trapos en público.
Pero la jugada de Servini no es para beneficiar al Gobierno sino para complicar al Gobierno. Por eso puso a Barrionuevo, que viene de trabar la reorganización de la CGT armada sin el kirchnerismo y sin Moyano.
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