A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

sábado, 5 de mayo de 2018

LA RAPTARON, LA VIOLARON Y LA CONVIRTIERON EN SOLDADO


Por Marina Aizen
La niña X fue a buscar leña. En su casa de techo de paja, en Sudán del Sur, el país africano más nuevo, sólo se puede cocinar con combustión vegetal. Apenas hizo unos metros, un cuerpo desconocido la arrojó contra el piso. Y ella comenzó a gritar. Su madre la oyó y salió a ayudarla, desesperada. Pero cuando vio a la nena reducida en el barro, otra mano la sujetó con fuerza por detrás, mientras le ponía una pistola en la sien. La iban a volar en pedacitos si la chica no dejaba de gritar. Y si X no se iba con ellos, una milicia rebelde contra el gobierno de Juba (la capital del país), las matarían a las dos. La niña, apenas una púber, se tuvo que marchar con la guerrilla, conteniendo el llanto para no alterar a sus captores. Pronto se convertiría en uno más de ellos.
Bruce Wilkinson es quien me cuenta esta historia. El es miembro de una organización católica centenaria que lleva la sigla CMBB (Consejo de Misioneros Médicos Católicos). Hablamos vía Skype, él desde Yambio, una ciudad en el estado de Gbudwe, próxima a la frontera con la República Democrática del Congo. La zona ha sido un sitio de enfrentamiento de distintas milicias, como los Arrow Boys (Chicos Flecha), el Frente Patriótico del Pueblo de Sudán del Sur y el Ejército del Pueblo de la Liberación. Pero, lentamente, se ha ido pacificando. Y, de tanto en tanto, se van liberando niños que habían sido capturados para convertirlos en milicianos. En un campo de rehabilitación, Wilkinson conoció a X.
X, contó Wilkinson, tenía una beba de dos años en su falda. Era una chiquita inquieta, como agitada. Fue concebida producto de una violación. Nació en el monte, sin la ayuda de ninguna comadrona. Ambas fueron liberadas recientemente de sus captores. Fue en el marco de una desmovilización de cientos de niños soldados, un acuerdo que se logró con la participación de organismos internacionales como la UNICEF.


Sudán del Sur es uno de los países con más niños soldados del mundo, pero está lejos de ser el único. Como en la historia de X, es poco probable que un pequeño, a veces menor a 10 años, decida por motu propio convertirse en parte de una facción guerrillera y cometer atrocidades como un adulto. Un informe de las Naciones Unidas señala la existencia de niños milicianos en Afganistán, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Irak, Palestina, Líbano, Libia, Mali, Myanmar, Somalia, Sudán, Siria, Yemen, Nigeria, India, Filipinas, Pakistán y Tailandia. En América latina, las guerrillas han usado menores en Colombia.
Los chicos soldados pueden ser forzados a convertirse en niños-bomba, como lo ha hecho el grupo terrorista ISIS, cometer asesinatos o ser sometidos a vejaciones sexuales. No sólo por sus captores. La ONU denunció que, muchas veces, las fuerzas oficiales se ensañan con estos pibes una vez que los “liberan”. Los violan y hasta los dejan en prisión en confinamiento solitario.

Wilikinson asegura que no es el caso del centro de rehabilitación donde conoció a X. Allí, dijo, hay buenas condiciones. Y ella se podrá quedar cuanto tiempo quiera. No estaba segura de que su madre viviera. O si un tío que tenía estaría dispuesto a aceptarla. Volver a la vida significaba para ella también muchos remordimientos: sufrir la culpa de todos los actos malvadosque había cometido en nombre de los captores que fueron sus mandos superiores.
El día después. “¿Podrá X volver a la escuela? ¿Podrá ser una niña otra vez? No lo sabemos”, afirma Wilkinson. “A la chica le dieron como trabajo encontrar aldeas que no tuvieran protección. Tenía que ir a pedir por comida o agua, y los soldados se quedaban esperando armados, escondidos. Casi como le pasó a ella. Ahora, está muy triste. Dice: ‘He hecho cosas muy malas, he robado su comida, la gente lloraba, rogaba por ayuda y no podía hacer nada’. Siente una increíble culpa porque sabía que no estaba haciendo lo correcto, pero no podía hacer nada porque la iban a matar si mostraba compasión con sus víctimas”, agrega.
Wilkinson ha vivido 30 años en Africa, sobre todo en zonas de conflicto. Él ha visto a países resurgir de las guerras más cruentas. Y también muchos casos de niños soldados. Ahora, desde Yambio, parece estar particularmente optimista, aunque advierte que Sudán del Sur “es un país muy nuevo. Todavía hay lucha armada. Cada tribu o grupo étnico está luchando por su autonomía. La gente tiene miedo de trabajar en sus propias granjas porque te pueden atacar. Hay muchos refugiados y desplazados”. La guerra produjo un total de 19 mil niños soldados, según la ONU.
¿Cuán difícil es reintegrar a un niño?
Los chicos son muy resilientes, pero todo depende del tiempo. Los que estuvieron en una guerrilla por un año son más fáciles de reintegrar a sus familias que los que han sido separados por tres o cuatro años. En Sierra Leona, Liberia o la República Democrática del Congo, es complicado que los niños que han sido soldados puedan regresar a la escuela y adaptarse. Han cometido actos horribles, se sienten muy culpables. Pero cuando los ves jugar y reír, sabés que hay una esperanza.
¿Por qué los obligan a ir a la guerra?
Los adolescentes pueden ser entrenados militarmente y forzados a llevar armas. Sobre todo los de 14, 15, 16 años. Pueden lavarles fácilmente el cerebro y obligarlos a hacer cosas espantosas. Ellos tratan de satisfacer a los comandantes y compiten entre sí, como en una pandilla. A los más pequeños los usan como agentes de reconocimiento. Los más grandes pueden matar y torturar.
¿Cualquier chico puede ser secuestrado en cualquier momento?
Las ciudades son más seguras, por eso la gente está migrando para su protección. Los niños cuentan que los secuestraron cuando iban a buscar agua a un pozo o comida a la huerta. A las chicas las quieren para hacer las tareas básicas, como cocinar y limpiar, y también para ser abusadas por sus captores.
¿Quién va a producir alimentos con tanta inseguridad?
Ese es el problema. En Sudán del Sur es importante que la gente pueda producir alimentos en la estación de lluvias. El año pasado hubo tanta inseguridad que la gente se fue de sus granjas . Y ahora es dependiente de la ayuda alimentaria.
¿Cómo convencen a las guerrillas que liberen a los niños?
Es un trabajo de los jefes comunitarios y también de las iglesias Católica y Protestante. Y también de UNICEF y el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). Hace poco fueron liberados 714 chicos. Estamos ayudándolos a que se sientan normales, seguros. Les hacemos un chequeo médico. Hay que imaginarse que han estado en la guerrilla por mucho tiempo y nadie los ha cuidado, algunos han sido abusados. El primer año es siempre el más difícil.

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