A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

sábado, 6 de marzo de 2021

EL MEJOR AÑO (Y MESES) EN LA VIDA DE LOS MOYANO


 Por Gonzalo Abascal

No todo está perdido. O, para decirlo mejor, no todos han perdido durante la presidencia de Alberto Fernández. Si bien la inflación y la pandemia castigaron parejo, hubo quienes recibieron buenas noticias. No la sociedad completa, pero al menos sectores. Y si no tanto como sectores, sí familias. Al menos una familia: los Moyano.

La secuencia empezó con la visita presidencial al Sanatorio Antártida, en abril de 2020. El presidente rompió su cuarentena -fue su segunda salida de Olivos- y con una definición anticipó lo que vendría: “Hugo es un dirigente ejemplar”, dijo. Y sugirió: “Sean como él”.

Dos meses más tarde llegaría la primera novedad alentadora para el dirigente ejemplar: el Gobierno anulaba una sanción a Camioneros de $810 millones que se había impuesto en la gestión de Macri.

En agosto, el gremialista, su mujer Liliana Zulet y su hijo Jerónimo, de 20 años, visitaron al presidente y su mujer, Fabiola, en la quinta de Olivos. Disfrutaron un almuerzo casi familiar y se tomaron una foto sonrientes sin barbijos ni distanciamiento.

Días después Pablo Moyano, hijo de Hugo, ninguneaba a la Justicia. Acusado de ser el jefe de una asociación ilícita dedicada, entre otros delitos, a la venta de entradas falsas en Independiente, se negó cinco veces a declarar. Cuando no pudo gambetearlo más, interrumpió la audiencia al grito de “voy al baño”.

La acusación no inhibió, ni a él ni a sus anfitriones, a compartir un almuerzo en la Casa Rosada con Gustavo Beliz, nada menos que el secretario de Asuntos Estratégicos. Nuevo encuentro y foto junto al funcionario.

Las imágenes con el presidente y sus ministros fueron el talismán de la buena suerte del hijo mayor de Hugo, que en diciembre recibiría otra buena nueva. Era sobreseído en la causa Independiente por la jueza de Garantías Brenda Madrid, que desestimó, entre otras pruebas, los testimonios como arrepentidos de los barrabravas Pablo Bebote Alvarez y Damián Lagaronne, quienes habían señalado al hijo de Moyano como su jefe.

Ese mes Alberto Fernández visitó el gremio de Camioneros. “Gracias a Dios pudimos contar con los Moyano”, distinguió a Hugo y sus herederos. Más sonrisas compartidas.

Con ese impulso favorable iniciaron el 2021, y en enero el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, ordenó devolver a Karina Eva Beatriz, la hija de Moyano, 436.670 dólares y 600.000 pesos que estaban congelados por la Justicia en una investigación por lavado de activos.

La decisión generó tanto ruido que otro juez ordenó la marcha atrás. Moyano padre se enfureció: “De los desastres que hicieron Clarín y La Nación con los militares no dicen nada, pero por dos mangos de mi hija sí”.

Pero la gran noticia para la familia se conocería a fines de febrero, cuando se supo que el dirigente camionero, su mujer Liliana y su hijo Jerónimo, de sólo 20 años, habían recibido la vacuna contra el coronavirus mucho antes que millares de médicos y enfermeros. Moyano intentó justificar el privilegio por ser empleados de la obra social de su sindicato.

Así se llega hasta estos días, en que un millar de integrantes del gremio bloquearon el ingreso a un parque industrial en Villa Adelina. Insultaron, apedrearon y violentaron. Un fiscal los denunció pero el juez de San Isidro Esteban Rossignoli se negó a ordenar el desalojo. Ayer decidieron retirarse. Es decir, se fueron cuando se les dio la gana. No hay sorpresa en la cronología. Apenas hechos verificables y descriptivos. De una familia, pero también de un tiempo.

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