EL SOLDADO TUITERO DE MILEI Y CRISTINA AL PJ

 Por Pablo De Leon

Band of brothers

Javier Gerardo Milei se ocupa casi a tiempo completo de la economía. Lee, estudia y habla con su ministro del rubro sobre el balance diario de la administración nacional. Luis Caputo se muestra ante el Presidente como más halcón que el propio mandatario: le acerca números que determinarían que el rumbo elegido por su gestión es el indicado. Es que "Toto" Caputo se nutre de un combustible que consigue cuando viaja. El ministro está fascinado con los elogios y los saludos de la gente que se le acerca. Cree que esos viajeros que lo alientan es una muestra de lo bien que anda la economía nacional. Y tuitea en "Modo Milei", como hizo este martes 2 de abril, al poner en "X" una foto de la miniserie "Band of brothers" que recuerda a los soldados estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial.

El economista ha descubierto la política (muchos de sus amigos están sorprendidos con ese viraje de lo técnico a lo apasionado) y se ha constituido en un ariete tuitero. Antes de postear en redes, consulta a dos personas, fundamentalmente: primero a su vice, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. Este economista licenciado en la Universidad de Pensilvania ya acompañó a Caputo durante su paso por la Presidencia de Mauricio Macri. Quirno es otro que escucha los relatos de "Toto" de la gente que lo saluda cuando viaja al exterior. Pero una presencia es determinante en el Ministerio de Economía: un joven libertario ha logrado una oficina muy cercana al titular de la cartera. Se trata de Felipe Nuñez, un economista de la UBA con paso por la UCEMA quien es muy activo en la ex-Twitter y al que Milei likea y retuitea. Caputo habla con el joven Felipe quien también alienta al ministro en su rol presente y dinámico en defensa del rumbo del Gobierno libertario. Las Fuerzas del Cielo...

Pejotismo

En tanto, el peronismo sigue con la brújula dañada. Todos miran a Cristina Elisabet Kirchner quien se mantiene silente con el tema Ariel Lijo y las vacantes de la Corte Suprema de Justicia. Ante el vacío de jefatura del partido a nivel nacional, los más cristinistas auspician que la ex Presidenta asuma el comando de la fuerza. Otros quieren que Axel Kicillof se ponga ya el traje de candidato a Presidente (faltan 3 años para esa pelea) y marque territorio desde ahora. Entre ellos están los que armaron un documental inexplicable sobre su primera gestión y otros que, más acostumbrados a la política tradicional, quieren dar la discusión en la arena política. Ejemplo de eso es el ahora ministro provincial Gabriel Katopodis quien se animó a polemizar con el periodista Alejandro Jorge Fantino, quien hoy despotrica contra las Fuerzas del Cielo y sus aumentos de servicios públicos como la luz.

Pero la pelea que no cesa es la del gobernador bonaerense con Máximo Kirchner. Dirigentes que vieron a CFK antes de la Semana Santa recibieron la misma orden: "Háblenlo con Máximo". La Doctora, como la llaman sus allegados, manda a sus dirigentes a que coordinen acciones con el jefe de La Cámpora. Eso significa una distancia con el mandatario bonaerense quien atiende su juego y no regala espacios, tanto en la compulsa de los gobernadores en su relación con el Gobierno nacional y en la vida partidaria, donde la sucesión de Alberto Ángel Fernández sigue abierta. Les muchaches peronistes...

Tras las rejas

Una disputa impensada es la que se mantiene, con luces bajas, entre los ministerios nacionales y porteño de Seguridad por el tema de los presos. La Ciudad de Buenos Aires sostiene que tiene 2005 detenidos entre comisarías y alcaidías, cuando la capacidad ideal es de apenas 798. Patricia Bullrich salió a cuestionar y a decir (en Radio Rivadavia) que no es su culpa si “se les escapan los presos”. La respuesta fue veloz de Waldo Wolff (par porteño de Bullrich) diciendo que el tema no lo resolvía el Servicio Penitenciario ¡Nacional!. La espuma pública bajó por pedido de ambas partes pero la persecuta siguió en el Ministerio Nacional ya que los bullrichistas ven la mano de Mauricio Macri en el asunto. Ay la paranoia, la paranoia...