Dr. Carlos León
González Avalos
El título lo
popularizó el autor de la segunda revolución China, Deng Xiaoping,
expresando un viejo refrán que conforma, la quinta esencia del
pragmatismo chino y la síntesis perfecta del período arrasador que
tuvo su gobierno. Tan cierto es ello que en el último cuarto de
siglo, China ha experimentado un crecimiento económico no superado
por país alguno en la historia y que altera profundamente el orden
geopolítico global.
Deliberadamente he
citado el ejemplo chino, para evitar prejuicios ideológicos en un
país como el nuestro, sumergido en una crisis moral, en una anomia
generalizada y en una fatal decadencia que se desliza rápidamente.
Según el propio Banco Mundial “China ha hecho en una generación
lo que a la mayoría de los países de avanzada o desarrollados les
ha costado siglos”.
Traigo a colación
esta frase del título, he invoco un país comunista. Pero abierto al
mundo, con motivo de la ardua discusión en el Congreso sobre parte
de la “expropiación” de YPF, en donde quedó claramente
demostrado la asustable decadencia intelectual de nuestros políticos
que fundamentando la corrupción, yerro de gestión, vaivenes del
partido gobernante y desacuerdos en la UCR y en la propio oposición
toda, con el control estatal adentro de la empresa y sin embargo, por
razones ideológicas la UCR sigue sustentando la necesidad de que YPF
sea estatal al igual que la izquierda generalizada.
Cuando China, en su
máximo protagonista de la segunda revolución que la coloca casi en
la misma estatura jerárquica que los Estados Unidos, manifiesta el
refrán que se intitula esta nota, quiere decir que hoy, frente a la
atenuación de las ideologías, ya no importa que un gobierno sea
estatista o privatista, sino que lo importante es que sea eficiente.
Dicho de otra forma, no importa que YPF sea estatal o privada, sino
lo que importa es que sea eficiente.
Con este pragmatismo
chino el país es cada día más rico, educado y abierto; hay nuevas
clases sociales y una nueva mentalidad. Es cierto que el crecimiento
económico le da una nueva legitimidad al partido comunista, pero no
es menos cierto que también lo debilita de mil maneras, pues le abre
la puerta para una futura apertura democrática.
La decadencia de nuestros políticos, en mi modesto entender,
estriba en discusiones arcaicas, plagadas de prejuicios ideológicos
que ya han quedado en el olvido en la propia historia de las ideas
políticas. Hoy ya no se habla de una izquierda o de una derecha; ni
de un socialismo o liberalismo dogmático, sino de países que atraen
las inversiones y naciones que las expulsan.
Lo importante es
tener una política energética consensuada, con políticas de Estado
y reglas del juego claras, que permitan que las provincias- únicas
dueñas por nuestra Constitución del petróleo y el gas- hagan lo
que quieran, con la producción, siempre que la misma sea eficiente y
cumplamos con el federalismo declamativo, en todos los aspectos de
nuestra Carta Magna Nacional.
Deng, se convenció
de que el viejo sistema económico Chino se había agotado y había
que desmantelarlo, aunque conservando el partido-Estado, como único
agente posible de esa operación. Fue capaz de convencer a sus pares
de que no había más remedio que proceder al cambio, abriendo la
economía, siguiendo el camino del capitalismo con las famosas cuatro
modernizaciones y cuatro principios. La modernización de la
agricultura, la industria, la ciencia y tecnología, y la defensa.
Ese es el paradigma que ha seguido China desde 1978 y es lo que ha
logrado atraer innumerables inversiones y postularse como la primera
potencia mundial, cuando la segunda revolución de Deng produzca,
quizás la tercera, que es la dela apertura democrática.
Ortega y Gasset,
decía en una de sus celebres frases: “Cuando un país no sabe que
es lo que le pasa; eso es lo que le pasa”. La acalorada y
desmesurada discusión del Congreso, en torno a YPF, demuestra la
desorientación de los políticos argentinos por la decadencia de la
que hablábamos y por la crisis moral en la que se encuentra
sumergida la Argentina ya que como lo expresa el propio gobierno “Lo
importante es la caja e ir por todo”.
De esta manera,
mañana declararán de interés público los caramelos o la yerba, y
expropiarán todas las empresas que se dediquen a su producir tales
productos. Ese extravío intelectual es lo que hoy haría recordar al
inolvidable García Venturini, cuando en épocas de “Isabelita”,
decía: “La Argentina está gobernada por la kakistocracia; o sea
el gobierno de los peores; con la cleptocracia o sea el gobierno de
los ladrones”. Respondiéndole a Ortega y Gasset, yo diría que eso
es lo que nos pasa.-
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