Si eso sucediera, el que pierde es el gobierno: pierde la hegemonía, se convierte en un contendiente cuando, hasta ahora, aparecía como el protagonista indiscutido, el actor único. Quizás prevean su error y no lo hagan. Quién sabe: si no se dieron cuenta de que la Rerre era lo peor que podían lanzar, no veo cómo ni por qué se darían cuenta de esto.
Pero para evitar la pelea por la calle tendrían que desarmar las marchas cacerolas con alguna concesión, algún gesto que sirviera para bajar la tensión y diluir las demandas. No veo cuál sería. O sí: el más probable –el mejor terreno de entendimiento que los oficialistas y los cacerolos podrían encontrar– es la represión. ¿Qué mejor podría ofrecer la doctora CFK que hacerse cargo de los reclamos por la inseguridad y producir un endurecimiento de la intervención policial –que, en última instancia, la favorece de más de una manera? ¿Qué mejor -para ella- que una maniobra que le permitiría recuperar algún favor en los que ahora la critican al mismo tiempo que aumentaría su control de esa calle que ahora teme perder?
Sería siniestrito. Espero, una vez más, equivocarme.
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