A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

sábado, 19 de enero de 2013

AZUL, GRANA Y SANGRE

DOVAL, TELCH, AREAN, VEIRA Y CASA



MIRCO SARIC
 El volante de San Lorenzo Mirko Saric se suicidó  ahorcándose con una sábana en la casa de sus padres del barrio de Flores. Si bien los motivos que lo llevaron a tomar esa decisión no están confirmados, diversos testimonios de familiares y allegados al club indican que el jugador estaba sumergido en un profundo pozo depresivo

 El nombre de Mirko Saric se suma a la larga lista de tragedias sufridas por San Lorenzo. Desde las desgracias personales de sus jugadores hasta la historia irrepetible de la entidad en las últimas dos décadas –descenso, pérdida de la cancha, nuevo estadio– hacen del equipo azulgrana un club singular.
Los 60 explotaban con la cultura hippie, el anticonformismo, la rebeldía expuesta en melenas masculinas y en el sonido multiplicado de las guitarras eléctricas. En San Lorenzo brillaba una generación de adolescentes: Doval, Telch, Arean, Veira, Casa y algunos un poco más mayores que equilibraban el desenfado. Aquellos maravillaban con su fútbol y sorprendían con sus “locuras” fuera de la cancha. Tras los entrenamientos, la diversión era tirarle piedras a la cortina metálica del negocio de un gallego cabrón de la calle Inclán. O fugarse de las entonces novedosas concentraciones. O transformar el vestuario en una estudiantina permanente. Una tarde Victorio Casa –magnífico wing izquierdo– estacionó su auto frente a una guarnición de la Armada sin advertir que el cartel lo prohibía advirtiendo que en caso contrario “el guardia abrirá fuego”. Tan entretenido estaba Casa con la señorita que lo acompañaba que no escuchó la orden de “identifíquese”. Los balazos agujerearon el auto y le hizo perder un brazo a Casa quien, no obstante, continuó jugando al fútbol unos años más soportando que algunas veces sus compañeros le “secuestraran” el brazo ortopédico durante unos días o le dieran la pelota para sacar los laterales.
Todos los otros jugadores de esa época hicieron carrera. Héctor Veira fue quien llegó más lejos y es el único futbolista que purgó prisión por intento de violación, en el ‘92, cuando era técnico de Vélez. Al salir de Devoto el presidente Fernando Miele lo hizo entrenador de San Lorenzo y con Veira como técnico se ganó el Clausura ‘95. Narciso Doval fue suspendido cuando lo acusaron de tocarle la cola a una azafata en un viaje de San Lorenzo a Mar del Plata. La leyenda cuenta que no fueron Doval ni Veira los atrevidos sino que los hicieron pagar por el verdadero culpable, uno de los mayores del plantel y, además, casado. Doval fue vendido al Flamengo, también tuvo un paso feliz por Fluminense y se convirtió en el enfant terrible del fútbol brasileño en los 70. Extraordinario delantero, Doval amaba la playa, la noche, el vértigo y a todas las mujeres a las que podía acercarse. Murió hace unos años en Buenos Aires, de madrugada, en una disco de Palermo, por un ataque cardíaco.
El tucumano Rafael Albrecht, ya retirado, tuvo un intento de suicidio a mediados de los 80. En 1981 murió Hugo Pena, el papá de Sebastián, en una circunstancia insólita. Estaba lesionado y para desinflamar el tobillo lo puso en una palangana con agua y sal mientras veía televisión. Si hubiera existido el control remoto no habría tenido necesidad de tocar el aparato para cambiar de canal. La descarga eléctrica fue fulminante.
Ese año San Lorenzo se fue al descenso y ya había perdido el histórico estadio de avenida La Plata. José Rubén Suñé, ídolo de Boca que también pasó por Unión y Huracán, integró aquel equipo que se fue la B tras perder 1-0 con Argentinos en cancha de Ferro. Tiempo después de abandonar el fútbol Suñé entró en una profunda crisis depresiva e intentó suicidarse arrojándose de un cuarto piso.
Pedro Coudannes había llegado al club tras sus inicios en River y un paso interesante por Estudiantes. Una noche de 1985 había recibido amigos en su casa de Belgrano y tras la cena salió a comprar cigarrillos. Frente al quiosco quisieron asaltaron, se resistió y lo balearon. Coudannes falleció dos días después.
El jujeño José Alul tuvo un buen paso por el club pero no hizo diferencia económica como para vivir holgadamente. Retirado, compró un taxi y como tantos taxistas fue asaltado varias veces. La peor fue cuando lo balearon, aunque tuvo suerte porque puede contarla. Algo insólito le sucedió a Claudio Zacarías: una bomba de estruendo lanzada por los hinchas de Instituto explotó frente al vestuario azulgrana en el estadio de Alta Córdoba. El vidrio de una ventana se partió y uno de los pedazos se clavó en una axila. Zacarías le escapó a la muerte pero debió abandonar el fútbol, hoy es técnico de San Telmo y padece secuelas motrices. La última tragedia fue la de Alejandro Bernuncio, un juvenil seleccionado que en diciembre del ‘96 chocó su moto contra un colectivo. Quedó cuadripléjico. Murió en julio de hace dos años.

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