Disciplinados y leales al “modelo”, los diputados de La Cámpora se destacan por transitar la ruta de Sarmiento. Desde que debutaron en sus bancas, tienen asistencia casi perfecta a las sesiones, en espejo con la conducta que los manuales de historia relatan sobre el prócer menos querido por los K.
Los jóvenes de la agrupación de Máximo Kirchner también se destacan por la falta de oradores de talla y por carecer de autonomía para participar de los debates con argumentos que vayan más allá de la bajada de línea de la Rosada.
Otro dato que no pasa inadvertido es el contraste entre la exhibición de poder que enarbolan sus integrantes y la escasa monta de sus proyectos. Las 11 leyes de su autoría aprobadas en ambas cámaras oscilaron entre polémicas mayores promovidas por Andrés “Cuervo” Larroque (38 años), como la elección de diputados del Parlasur que incluye fueros especiales, más la declaración del Día de los Valores Villeros, y meras enunciaciones gestadas por Mayra Mendoza (32), tale scomo la instauración de los días del Músico, del Humorista y del combate al Narcotráfico.
Ahora que las lapiceras de la Casa de Gobierno avanzan febriles en la confección de las listas para octubre –previo paso por las primarias del 9 de agosto– y que en el oficialismo admiten el intento camporista de copar las de orden legislativo para “controlar” al próximo presidente, el modus operandi del grupo más activo del cristinismo merece estar bajo la lupa. Sobre todo si, como se especula, el hijo de la Presidenta se suma a la tropa legislativa.
Desde que “Wado” de Pedro (39) ascendió a secretario de la Presidencia, suman una docena. Los cinco que ingresaron en 2013 no lograron colar ninguna ley. Uno de ellos es Juan Cabandié (37), popular en la TV oficialista e intrascendente en el Parlamento: apenas logró que Diputados le vote un proyecto contra la obesidad infantil.
Siete “históricos” de la agrupación irrumpieron en diciembre de 2011 y buscarán renovar. La dificultad no la tendrán ellos, sino los que hacen cola para ingresar. Es que nada presagia que el FPV repita el 54% de hace cuatro años, por lo que retendría casi la mitad de los 83 diputados que pone en juego.
Con todo, a La Cámpora le viene como anillo al dedo el futuro achique del bloque K para aumentar su influencia: en un grupo que se reduciría de 119 a menos de 90 bancas, abarcará más del 10% que su subbloque ocupa ahora.
Desde la salida de De Pedro, el camporismo dejó de tener vía directa al “teléfono del Palacio”. Larroque quiso ocupar ese rol, pero lo bloquearon por los desaguisados que protagonizó, cuando llamó “narcosocialistas” a los de la bancada de Hermes Binner y “atorranta” a la macrista Laura Alonso.
La revelación del grupo es la mendocina Anabel Fernández Sagasti (31). Dejó su anonimato para presidir la Comisión de Legislación General y reemplazó a “Wado” en la Magistratura. Pese a presentar pocos proyectos, el santafesino Marcos Cleri (33) logró que le sancionen dos. Las medias sanciones del camporismo totalizan 21. Apenas una es del íntimo amigo de Máximo, Mauricio Gómez Bull (38), sobre el antidoping.
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