Por Oscar Barnarde
El domingo 11 de septiembre finalizó una de las rachas invictas más largas del siglo XXI. Con la derrota ante River, Talleres de Córdoba cerró un ciclo de 40 partidos sin perder. Acumuló 18 encuentros en el Federal A (tercera categoría), 21 en la B Nacional (segunda) y uno en la A (primera). Resultó, aún en el tránsito por tres divisiones, de las más extensas en el fútbol profesional. Pero no en la historia general del fútbol argentino.
Fue Racing, aquel equipo que construyó para siempre el apodo de La Academia, el primer equipo invencible del país. Estuvo, entre 1913 y 1916, 51 encuentros sin derrotas. Tras perder 1-0 con Boca el 4 de septiembre de 1913, la racha se extemdió desde el día de la primavera de ese año (3-1 a Riachuelo) hasta el 7 de mayo de 1916 (4-0 a GEBA). Fueron 47 victorias y 4 empates, y los títulos de 1913, 1914 y 1915. El 14 de mayo, San Isidro logró la hazaña de detener al poderoso campeón argentino. “Resultado inesperado”, se lee en la página del diario La Argentina del 15 de mayo de 1916. Y se agrega: “San Isidro ha obtenido ayer en su cancha un triunfo ruidoso sobre el fuerte elenco de Avellaneda”. Una de las dos derrotas de Racing ese año (la otra, con Platense, por 2-0), que también se coronó campeón. En esas cuatro temporadas Racing disputó 78 encuentros, ganó 66, empató 8 y apenas perdió 4. Y anotó 230 goles. Por supuesto, en 1914 y 1915 fue campeón invicto. Eran los tiempos de Muttoni, Reyes, Ochoa, Betular, Olazar, Ohaco, Marcovecchio, Hospital y Perinetti, entre otros.
En aquella época, Racing también jugaba partidos de Copa Nacional -como sucede ahora- pero para comparar récords, y especialmente este de Talleres que hace poco perdió por Copa Argentina, sólo se cuentan encuentros del torneo de Primera División. La marca la pulverizó Boca, que entre 1924 y 1927 estuvo 64 partidos sin perder. El podio lo completa Midland, que entre Primera D y C (1988-89) sumó 50. San Lorenzo acumuló 47 (1926-27), Boca (1988-99) y Belgrano (Regional 85/86), 40, y Racing, 39 (1965-66).
Más allá de los tiempos y de las categorías, la condición de invencible garantiza ser inolvidable.
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