A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Y UNA NOCHE LA LEYENDA DEL INDIO SOLARI SE VOLVIO TRUMP


Por Alberto Amato
No es algo de lo que deba sentirse orgulloso, pero el músico conocido como “Indio” Solari, acaba de igualarse a Donald Trump. Culpó a la prensa de sus males, sus torpezas, sus imprudencias y sus tragedias. En el gigantesco recital que dio en Olavarría, que debió ser una fiesta y no lo fue, hubo dos muertos. Pudo haber muchos más. Y, para Solari, la culpa la tiene la prensa. La cantidad de espectadores calculada en principio para que llenaran el predio rural La Colmena era de doscientas mil personas. Entraron más de trescientas cincuenta mil. Y, para Solari, la culpa la tiene la prensa.
Algo extraño pasó, y Solari lo supo, porque horas antes del recital, sus allegados advirtieron: “Hay intereses oscuros que pueden alterar la fiesta”. Hasta ahora ni esos allegados, ni el artista volvieron a hablar sobre cuáles eran esos intereses, un silencio que a la luz de los hechos puede ser hasta complicidad criminal. Solari sabe que entre sus miles de fans los hay que consumen alcohol en exceso o drogas, o alcohol y drogas. Lo sabe y estuvo atento porque intentó, desde el escenario, evitar lo inevitable, señaló a “siete tipos que están rompiendo las pelotas”, intentó también ordenar parte de la alborotada platea vecina al escenario.
Quién sabe si sus desvelos no evitaron una tragedia mayor. Todo esto reflejó la prensa, más los testimonios de la fiscal que afirmó que se vendieron entradas sin límites y los balbuceos del intendente para esquivar su responsabilidad en la desgracia. Y Solari dice de los medios: “No crean todo lo que dicen. Están vendiendo pescado podrido”.
En todo caso, el pescado podrido inundó con su pestilencia las intenciones de Solari. Para que quede claro, el doble de espectadores en un recital, es el doble de ganancia para el artista y la organización.
No se trata de hacer beneficencia. La fórmula dice: “Metamos gente, después vemos”. Solari contó para esa ecuación de fatal sencillez, con el visto bueno de unas autoridades cómplices o estúpidas, o cómplices y estúpidas, que ahora no saben cómo salir del pantano. Todo esto lo sabían los habitantes de Olavarría, unas ciento veinte mil almas, que presentían el desborde a provocar por la invasión de trescientos mil fans, sin fuerzas policiales para guiarlos y controlarlos, sin estructura médica para emergencias, sin micros ni trenes para el regreso.
Y el desborde se produjo y agregó saqueos, incendios y caos, culpa también de la prensa que los registró y los dio a conocer, según la contundente llaneza de Solari. Victimizarse es más fácil que asumir responsabilidades. Es más fácil, pero no es más honesto. Autoridades, organización y artista deberían explicar algo que los supera en comprensión y discernimiento, porque es un mal nacional.

No tomamos previsiones, no anticipamos ni las tragedias ni el caos, ni siquiera las sorpresas, caminamos sobre las cornisas encomendados a Dios. ¿Cómo es que, después, pretendemos controlar el descontrol?

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