La leyenda sugiere que el 28 de enero de 1896 una bicicleta interceptó a un auto para multarlo por exceso de velocidad. Dicen que la persecución se prolongó durante cinco millas (ocho kilómetros). La multa fue interpretativa: no existía en aquel tiempo pretérito un instrumento que midiera la velocidad de las cosas. El agente interceptó al vehículo motorizado y además de redactar una infracción de tráfico, escribió la cronología de un método que se cree moderno que reguló la movilidad de los hombres desde épocas inmemoriales.
La historia de la primera multa de la que se tiene registro válido presenta una singularidad: el conductor la recibió orgulloso. Walter Arnold era el fundador de la compañía Arnold Motor Carriage. Circulaba por las calles de East Peckham, en el condado británico de Kent, a bordo de su flamante Karl Benz, uno de los primeros vehículos patentados de la historia de la automoción, creación del ingeniero, inventor y mecánico que luego acuñara una de las automotrices alemanas más innovadoras de la industria.
Arnold era intrépido, temerario, un pionero. Su audacia le nubló el juicio sin afectarle la ambición. La velocidad máxima para circular en ciudades, pueblos y aldeas era de 3,6 kilómetros por hora; 6,44 era la velocidad punta permitida en áreas no urbanas. Viajaba a 13 kilómetros por hora cuando fue interceptado: había cuadriplicado el límite permitido en un gesto de arrogancia y revolución (trasladado a la actualidad sería equivalente a circular a 460 kilómetros por hora en autopista). La sanción por exceso de velocidad fue en su caso paradójico: penalizarlo por ir a viajar con rapidez significaba para la época y para el incipiente fabricante de automóviles una buena promoción de sus facultades, publicidad. La hemeroteca de The British Newspaper halló la pieza periodística que avala el inicio de una práctica incipiente de gestión del tráfico, publicada el mismo año del apercibimiento en el London Daily News.
Walter Arnold había alcanzado, posiblemente, una velocidad inaudita para los vehículos de época. A finales del siglo XIX, en los albores de la industria automotriz, los autos eran más carruajes sin caballos que autos. Su única modificación estaba en el sistema de propulsión: ruedas e infraestructura no habían atravesado el proceso de rediseño. La multa había premiado en definitiva las potencialidades de uno de los primeros vendedores de automóviles en el Reino Unido importando modelos Benz directo de Alemania. En 1896 y 1899 la compañía Arnold Motor Carriage comenzó a fabricar sus propios vehículos.
La evolución de la industria estimuló una nueva interpretación de las legislaciones vigentes. Para evitar episodios rocambolescos como la multa de un oficial en bicicleta a un rupturista al volante, el límite máximo pasó a casi 24 kilómetros por hora. El 14 de noviembre de 1896, el día que empezó a regir la nueva medida, los amantes del motor se congregaron para celebrar la liberación de la restricción: compitieron en la Emancipation Run -"Carrera de la emancipación"- más de 33 vehículos que unieron Londres con Brighton.
No hay comentarios:
Publicar un comentario