A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

martes, 16 de mayo de 2017

TRAS MEDIO SIGLO DE ANDAR JUNTOS ENTERRO A SU CAMION


Cincuenta años tuvo Alcides Ravel su camión Ford verde. Lo compró en 1969 por 4 millones de pesos uruguyos y fue su compañero por todas las rutas del país. A veces le sirvió de refugio para pasar la noche y fue su fuente de trabajo para mantener su familia y criar sus dos hijos. "Fue una parte muy importante de mi vida", contó.
Por eso, cuando llegó el momento de "jubilarlo" no pudo desprenderse de él. Hacía dos años que estaba guardado en un galpón donde se deterioraba cada día. Pero en lugar de venderlo para que lo desguacen -"me hubieran dado unos 1500 dólares"- prefirió tomar una insólita decisión: enterrarlo en su campo cerca de Nueva Helvecia y ponerle una lápida -el guardabarros de otro camión- con su fecha de defunción.
El hombre contó su historia a el diario uruguayo "El País". "Ser camionero no tiene horario", dijo. Ravel dormía en el camión y pasaba más de 15 días fuera de su casa. "Eso era lo común. Cuando volvía, los hijos ya estaban más grandes".
Pero Ravel, de 83 años, no es el único que tenía apego por el camión verde. Su mujer lo quería tanto que no soportó que lo enterraran y prefirió no estar presente durante el "sepelio".

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