A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

miércoles, 7 de junio de 2017

¡FELIZ DIA! AL VIEJO PERIODISMO



Todo cambia. Para bien o para mal,.En el caso del periodismo para bien en lo que hace a la tecnologia, para mal en lo que hace al periodista. Yo me hice a la par de los viejos periodistas en mi Santiago del Estero natal. En donde la famosa grieta no existia. Eran epocas en que a la mayoria de los  periodistas solía energizarlos cierta bohemia. Trasnochaban discutiendo entre humo de  cigarrillos sobre marxismo o peronismo y en cualquier momento podían cuestionar, con un poema fresco de Borges en una mano y un vaso de vino en la otra, el sentido de todo. Quizás dudaban de la mismísima existencia, pero en las redacciones de los diarios aquellos periodistas vivían rodeados de certezas.
Lo practicaran o no a toda hora, sabían que el buen periodismo requería de fuentes serias y de historias sólidas, que en una crónica nunca debía faltar la información básica (qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué), que al escribir sólo se haría foco en “los hechos” -la ficción pertenecía a otro circuito- y que los datos jamás tenían que dejar de chequearse antes de ser impresos. Había que sortear la revisión exhaustiva del texto por parte de jefes cascarrabias, veteranos de la pluma a los que les generaba irritación biliar  una coma mal puesta, una palabra mal usada, una mera redundancia. Su ira acudía sin demoras al primer traspié de un redactor. El concepto noticioso, por lo demás, tenía una identidad relativamente nítida, más cercana a los sucesos que a las explicaciones.
Eran redacciones ruidosas por la conversación y por algunos gritos o amonestaciones, pero sobre todo por el repiqueteo irregular de decenas de máquinas de escribir simultáneas, cuyo clímax informaba sobre la hora de cierre mejor que cualquier reloj. El silencio se lograba si entraba una mujer. No habia lugar para ellas. ¡Eso fue ayer, nomás! Duró hasta hace 30 años. En 1980 todavía existían algunas linotipos en funcionamiento.
En el periodismo en muy poco tiempo se pasó de los mecanismos rígidos, mecánicos, más o menos insalubres y también algo glamorosos -plomo, alcohol, tabaco, jefes despóticos, maestros autodidactas, fuertes influencias literarias, cestos repletos de “cables” desechados- al vértigo digital. Ambientes pulcros, magros en papeles, habitados por periodistas poco sensibles al olor de la tinta pero capaces, en cambio, de acceder al dato más exquisito en veinte segundos y de consultar casi a cualquiera habitante del planeta en cualquier momento. Graduados universitarios criados en la globalización, bilingües, dispuestos a familiarizarse con una planilla de costos, a comentar el programa de televisión más popular y a conocer, con pasión, sobre cocina. Seres sin corazón. Que creen saber de todo, gracias a internet. Cultos de otra manera.Es obvio que la era digital cambió al mundo y, por lo tanto, cambió a los periodistas. Los nuevos escribas vienen con el odio incorporado. Habla de la inseguridad, pero también de los policías que matan, no tanto del delincuente, al fin y al cabo ellos son victimas de la sociedad. Y si matan a una joven de 15 años a altas horas de la noche, antes de atacar al matador, pregunta que hacia esa menor a la madrugada. Esos periodistas son los que preguntan a una mujer que le acaban de matar al hijo: "Señora como se siente". Son los dueños de la verdad. Son los que creen tener a Dios de las bolas...y a Dios no lo tiene nadie. 
En Santiago la ultima camada de grandes periodistas se fue junto a los doctores Jose F.L. y Antonio Castiglione. Quedaron las segundas lineas y con la tercera se fue todo al carajo. A ,los viejos periodistas que dejaron la piel en las redacciones los rajaron como a perros, sin el mas mínimo reconocimiento. Con las viejos graficos que eran maestros y con los administradores paso lo mismo. Un ejemplo, Aroldo Suarez, durante años le cuido el dinero a los Castiglione, se fue sin pena ni gloria, las terceras lineas presionaron a las segundas para que asi fuera. Dias pasado conte lo del querido "Gordo" Romero, durante años la cara de deportes de El Liberal, lo mandaron de corresponsal a La Banda, lo condenaron a la pena de muerte. Nadie los defendio. Ni el gremio.
Roberto Vozza escribio: Nada se puede esperar hoy, con el estilo impuesto por los jóvenes empresarios de los medios de comunicación, cuando de expresar en una crónica lo que fue en vida una persona pública como el caso de Lito Díaz Gallardo. Son fríos e indiferentes; no valoran a ese ser que se fue y dejó una impronta. Por ahí se me ocurre pensar que es una sutil envidia que tienen por la imagen pública de un muerto, porque ellos, con todo el poder que sustentan e irradian desde un escritorio, no la alcanzan en la dimensión del afecto y el respeto público. No ganaron popularidad. Y es como que eso les duele. En los dos diarios mas importantes de Santiago, ya nadie se ve resaltado en una “necro”. No se afanan los responsables en que eso se diga y tampoco hay periodistas que lo escriban; salvo que un ajeno lo haga, lo lleve y quede a consideración de la “cúpula”. Cuando murió el Ingeniero Nestor René Ledesma, impulsor de la Facultad de Ciencias Forestales que resultó ser el embrión de la Universidad Nacional, un sabio con todas las letras, ninguno de los dos diarios publicaron una línea. Que pueden entonces decir hoy de Lito Díaz Gallardo? Resalto en consecuencia la frialdad pasmosa con que manejan el medio y la indiferencia al sentir popular.
A los viejos maestros del periodismo, ya quedan pocos, feliz dia. En Santiago ahi andan El "Oso" Diaz, "Mingo" Schiavone, "Cachin" Diaz, Roberto Vozza, Juan Gomez, "Cabra Vieja" Argañaraz, "Poroto" Cinquigrani, y seguramente algunos mas de la vieja camada, escribiendo en las paredes y pensando que todo tiempo pasado fue mejor. AP

No hay comentarios:

Publicar un comentario