Hacia tiempo que no los veía sobre un escenario. Sin pensarlo acepte la invitacion de mi amigo de toda la vida, Musha. Mataba dos pajaros de un tiro, me reencontraba con el y Kali y de paso volvía a mis raíces. Los 400 kilómetros que separan Mar del Plata, mi ciudad por adopción con Buenos Aires me fui pensando en una escenografía fácil, cuatro micrófonos y Los Carabajal entregándonos su arte. Cuando ingrese al teatro Opera me di cuenta de mi equivocacion, había varios micrófonos y un despliegue técnico espectacular. Fue cuestión de esperar el comienzo del recital para confirmar que el folclore santiagueño había dejado de ser un espectáculo pobrecito para convertirse en un show adulto, con una puesta en escena sencillamente brillante, con dirección musical de Kali Carabajal e idea y realización de Mario Carabajal.
Ante un colmado teatro Opera Los Carabajal arrancaron con un clásico, Añoranzas. En el escenario una gran pantalla proyectaba imagenes colosales de Santiago, La Banda y nuestros queridos y recordados folcloristas, trabajo de José Luis Ducomiu. Fue inevitable entonces que las lágrimas mojaran el patio santiagueño en el que tema a tema se convertía el Opera. Después llego el turno de Mario Alvarez Quiroga para continuar sacándole lustre al escenario. Hubo tiempo para un sentido homenaje a Koly Arce y uno de sus clásicos magistralmente interpretado por Kali, Musha, Walter y Blas.
El punto mas alto llego cuando ingreso Lucio Rojas, un ex Carabajal para hacer un tema con el grupo, luego lo hizo Alfredo Rojas y finalmente y ante el delirio de la platea femenina Jorge Rojas, para entregar lo mejor de su repertorio. Después fue el turno de Peteco y su violín, que no se bajaría mas del escenario, junto a Los Carabajal cuyos rostros reflejaban la emoción ante cada invitado, sobre todo cuando Jorge Rojas dijo: "Los Cala, con una trayectoria brillante, fueron los que abrieron la huella, nosotros solo seguimos su camino". Después ingreso Roberto y finalmente el gran Cuti con todo su humor y carisma. La coreografía de Los Duendes de la Salamanca con dirección de Kuli Gomez, dueño de un estilo que hizo recordar a Carlos Saavedra, acompañaron algunos temas y tuvieron su momento de gloria cuando el escenario les quedo solo para ellos en el intervalo.
La despedida fue con "Entra a mi pago sin golpear" y el bis con un clásico "Entra a mi hogar" de Juan Carlos Carabajal que el publico aplaudió largamente, pero lo mejor estaba aun por venir. Tras el saludo final aparecieron de la nada unos cuantos bombos en manos de Los Duendes de la Salamanca y comenzaron a bajar las escaleras del escenario seguido por los Carabajal, Gustavo Patiño, Marcelo Perea, Alvarez Quiroga y su marcha solo se detuvo en el medio de la Avenida Corrientes la que se corto literalmente con el retumbar de los bombos y a pura chacarera, ante el aplauso del publico que había sido testigo de la gran noche del conjunto bandeño y de los que atinaron a pasar por la transitada arteria porteña sorprendidos por el espectáculo que se abría ante sus ojos. Fue una especie de piquete sin fronteras que nos regalaron Los Carabajal dignos embajadores de una provincia que vive por y para el folclore y esto es para aplaudir y de pie.
A MODO DE PRESENTACION
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