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| A lo Rojas. Roma queda en el suelo despues del amague de Manuel |
Por Roberto Vozza
El Club Atlético Central Córdoba de Santiago del Estero, fundado en 1919 en una zona entonces socialmente excluida de la ciudad, además de muy pobre – el llamado barrio Cantarranas – logró en mas de 90 años de existencia en las estadísticas la primacía de haber participado en todos los torneos que para los clubes del interior organizó la AFA.
Y en el plano meramente local, detentar una envidiable racha de 9 campeonatos consecutivos desde 1959 a 1967.
Desde que ascendió al escalafón superior del futbol liguista en 1922, Central solamente habia ganado un campeonato en 1945. Fue de siempre y hasta 1959, una suerte de “cenicienta” en los torneos oficiales con dispares actuaciones. Entonces las supremacías cabían para los grandes y tradicionales de esos tiempos, con un fuerte influjo político y económico como lo fueron Mitre, Santiago, Estudiantes y Unión, y algunos destellos de Comercio y los bandeños Sarmiento y Central Argentino.
La ciudad fue creciendo. El barrio “Cantarranas” – apelativo popular por el croar de los batracios en las lagunas que alli se habian formado y fueron desapareciendo con el progreso – pasó a llamarse Oeste. Y ese impulso no solo lo fue poblando de muchas mas almas, sino que logró que la frontera del crecimiento de la ciudad, reservada de la Avenida Moreno hacia el río Dulce se rompa, y se extienda tambien hacia ese nuevo complejo urbano.
De pronto, Central Córdoba sumó mas adeptos, que se tornaron en varios miles. Y alli estaban conformando una sola voluntad tambien “los del centro” porque estaban separados a tan solo medio kilómetro de la céntrica Plaza Libertad y querian adoptar el club de sus amores.
Y este significativo cambio social fue bien aprovechado por inteligentes dirigentes para convertir futbolisticamente a Central Córdoba en una potencia campeona. Don Emilio Flores y Angel Guillermo Alegre fueron esos buceadores y artífices.
El trabajo consistió en concientizar a los vecinos lo que significaba como orgullo barrial el club, y luego, en conformar sus equipos con jugadores de otras instituciones a los que por imperativo de sus ya conquistadas injerencias politicas y disponibilidad económica podian satisfacer con un empleo publico o recursos dinerarios.
Asi se llegó a 1959 para contar durante 9 años con un equipo imbatible donde, salvo excepciones, se integraba con casi los mismos componentes de la selección provincial.
Central era la atracción. Por campeón y poderío institucional. Los jugadores de otros clubes pugnaban por vestir su camiseta, pero una tendencia que siempre fue observada en su contexto futbolístico: no tener muchos futbolistas nacidos en las propias entrañas del barrio.
Vale recordar un reciente testimonio de José Hernandez, aquel delantero que la tribuna lo apodó “La Mariposa” porque instintivamente cuando recibia el balón desplegaba sus brazos como si estuvieran alados. “Central tuvo pocos jugadores propios, de las inferiores. Los muchachos iban a jugar allí desde otros barrios porque el club ejercia una particular atracción. Yo llegué, asi como otros con historia, porque me descubrieron en un club amateur y me hicieron de primera”.
El caso se semeja al recordado “Poro” Aranda en esta columna. El provino de Comercio, de donde unos años antes, se “expatrió” a otro gran delantero y medio campista como lo fue “Nacho” Trejo.
Y hay ejemplos a montones de “foráneos” que se lucieron con la casaca “ferroviaria” como Nerio Chazarreta (Central Argentino) Osvaldo Vizgarra (Sarmiento), “Kuky” Bernardo de Clodomira, Nestor Coronel del pueblo llamado Forres, el “Gringo” Ruiz de Guemes, y después otros fogueados en el profesionalismo como “Polo” Mackeprang de Unión y River y “Pepe” Casares de Sarmiento y Rosario Central… Una lista interminable de jugadores que le dieron a Central Córdoba una fama y proyección para erigirse en lo mas representativo del futbol de Santiago del Estero.

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