A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

martes, 29 de mayo de 2012

AQUELLA NOTA DE ZITARROSA A DON ATA







ATAHUALPA YUPANQUI
ALFREDO ZITARROSA
Atahualpa Yupanqui, además de ser en esa época uno de los principales referentes de la gente vinculada con el folklore, era, por diversas razones, un personaje muy interesante para entrevistar. En los comienzos de 1966, en el Festival de Cosquín, a don Ata lo reporteó un joven que lo admiraba y que, por otra parte, estaba dando sus primeros pasos en el canto: el periodista en cuestión se llamaba Alfredo Zitarrosa.
La nota fue finalmente publicada el 4 de febrero de 1966, en el semanario uruguayoMarcha; aquí se rescata un fragmento: “Hubo que verlo subir al escenario, sentarse allí, delante de una concurrencia monstruo, atravesar la guitarra zurda y acomodar en ella sus dos manos cuarteadas, torcidas como las manos de un reumático, para preludiar una milonga en re menor. La noche del debut, el domingo, cantó las ‘Coplas del payador perseguido’, una versión nueva, de duración reducida, con algunas coplas recién hechas. Sobre la plaza bajó un silencio hondo, que sólo se rompió con el aplauso estruendoso del final. (...)
”Habla y escribe el francés, es periodista, ha sido boxeador en su juventud y en su casa del Cerro Colorado tiene todo lo que le hace falta: ‘piano, libros, caballo, paisaje y silencio’. Así dice. La casa se llama ‘Agua escondida’, el mismo nombre de una de sus zambas más hondas.
”¿Qué cosa es el folklore, Don Atahualpa?
”Cantar folklore consiste en ahondar el paisaje. Hacer folklore. Hay un aire de Italia, un aire ruso, un aire argentino, venezolano, yanqui. Algunos dicen oui, otros da, otros ya; nosotros decimos ‘Ajá’... Hay que profundizar nuestro ‘Ajá’ (...)”.


LA RELACION DE YUPANQUI CON URUGUAY
En sus 84 años de vida Yupanqui tuvo una relación bastante intensa con el Uruguay. Quizás lo primero que surge es su contacto con el oriental Romildo Risso (1882-1946), una de las voces más importantes de la poesía gauchesca de la región, autor de la letra de la muy popularLos ejes de mi carreta, a la que Atahualpa hizo canción, por lo que trascendió a través de ese fantástico vehículo, popular y penetrante, que es la música. Pero Yupanqui no sólo reparó en ese texto sino que también esparció por el mundo musical muchos poemas de Risso como El aromo, Humito de mi cigarro y Lo miro al viento y me río.
Pero hay otros puntos importante de la conexión de Atahualpa con Uruguay, país en el que llegó a pasar en ese país dos períodos de tiempo,  uno bastante extenso. 
La primera vez fue en 1932 cuando, tras participar de una rebelión frustrada en apoyo a Hipólito Yrigoyen, debió salir de Argentina y eligió Uruguay para exiliarse. Al principio se dirigió a la capital, pero Montevideo, al igual que Buenos Aires, le pareció una ciudad que tenía demasiados prejuicios como para detenerse a escuchar el canto de un paisano que contaba cosas humildes de su tierra.
En El canto del viento, libro autobiográfico que editara años después, escribió: “Escucho a jóvenes cantores de hermosa voz y simpática apariencia que andan por ahí, entonando cantares de Brasil, de Argentina, de México, de Chile. No está mal, pero está mal. Es que no se han hechos amigos del viento. Es que no han aprendido la gran lección de los desvelados... Y son uruguayos. Y aman a su tierra. Pero la urgencia de vivir les va acortando la vida. Y han de pasar por la tierra, sin haberla traducido”. Un poco por eso fue que salió a recorrer el “otro Uruguay”, el país que subyacía en el interior, en el que sí deambulaban guitarreros y poetas consustanciados con la voz de su pueblo.
Marcado por la hospitalidad del pueblo uruguayo en los momentos difíciles que pasaba, el cantor dejó vívidas imágenes de aquellos días en el ‘paisito’ a través de una bellísima composición llamada “Poema para un dulce nombre”.
Qué bello nombre es tu nombre,
Uruguay.
Sonoro como una fruta salvaje
de áspera piel, apretada de jugos,
sol y carne, con sangre azucarada.
Voz de paisajes, de escondidos ríos.
Voz para que la digan
los hombres en la noche
como una consigna,
una sola divisa desplegada.
Uruguay (...)
A mediados de la década del 40, con Perón en el poder, Yupanqui se sintió acorralado y decidió radicarse nuevamente en Uruguay, por un breve período, donde por primera vez cantó en otro idioma. “Entoné en francés La Marsellesa”, recordó tiempo después. “Es lo único que acepto cantar en francés, fue en Montevideo, en agosto del 45, cuando se anunció la liberación de París. La canté —un poco a los tumbos— junto a todos los franceses que estaban en Uruguay en esos momentos”.
Durante su paso por el Uruguay conoció en profundidad la figura de José Gervasio Artigas. Algunos dichos del prócer pasaron entonces a ocupar un lugar muy importante dentro de su propia filosofía. “Siempre admiré una frase que me hubiera gustado que fuera nacida de este lado, pero nació enfrente, en el Uruguay. Es algo que una vez dijo Artigas: ‘Con libertad, no ofendo ni temo’. Todos sus discursos tenían la inspiración de un paisano, por eso no me extraña esa hermosa frase”. A la vuelta de los años, el cantor cristalizó esa admiración incluyendo las palabras de Artigas en uno de sus versos, en el que alude a la libertad que surge del interior del hombre.
Si alguno quiere saber
dónde está la libertad
la respuesta es muy sencilla
adentro de uno, quizás...
‘libre no ofendo ni temo’
dijo un caudillo oriental,
hombre de valor probado
en la guerra y en la paz,
alta palabra sagrada
con fuerza de eternidad,
la ha de cantar el más pobre
aunque no sepa cantar,
junte el alma sus corajes
y no mire para atrás,
¡brillará mejor la vida
si brilla con libertad!
Para finalizar, hay que decir que conoció y respetó a dos grandes cantores uruguayos, Amalia de la Vega y Santiago Chalar; cultivó una relación (de la que no se sabe mucho) con el andariego poeta salteño Víctor Lima (autor de varios de los clásicos que entonan Los Olimareños),  con Aníbal Sampayo, y con el guitarrista clásico Oscar Cáceres, con quien en los 70 recorrió Europa –en compañía también del español Pedro Soler- con un espectáculo llamado Tres guitarras, tres amigos.
Pero tal vez la mejor definición de lo que sentía hacia la gente del Uruguay se la hizo en París al escritor Enrique Estrázulas cuando éste, al verlo en un restaurant de la Rue Moustard, y antes de saludarlo le preguntó si lo recordaba. Con su particular estilo Atahualpa le contestó: “Un argentino no es tal, sin un amigo oriental”.

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