A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

viernes, 20 de julio de 2012

LOS HERMANOS QUE UNO ELIGE




“La amistad es un alma que habita dos cuerpos; un corazón que habita dos almas”, la frase acuñada por Aristóteles, refleja el valor del vínculo que muchos aseguran el más importante, después del lazo indisoluble de una madre con su hijo. Un amigo se elige; nadie lo impone, surge y se construye durante toda la vida. “La amistad es la más libre de las relaciones. A diferencia de lo que imponen otros vínculos, como la pareja o la familia, no se rige por las leyes explícitas, comenta la licenciada Ana Delgado, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Se sostiene en el cariño y la ternura, en el respeto mutuo, el compromiso compartido, el interés por el otro, en la ‘benevolencia recíproca’, como afirmaba Aristóteles”.
Lazos que curan
La amistad también tiene la capacidad de protegernos contra diversas enfermedades, algunas grave. “si bien es cierto que aún ni se conoce el engranaje mediante el cual la amistad fortalece la salud de las personas, hay evidencias clínicas que lo avalan, asegura el doctor Carlos Regazzoni, especialista en medicina interna del Hospital de Clínicas y del Instituto de Neurología Cognitiva de Buenos Aires (INECO). Los estudios demuestran que quienes tengan mayor actividad social o asisten a clubes o se reúnen con amigos los fines de semana, padecen menos infartos”. Regazzoni agrega que las personas con agendas personales llenas de contactos tienen menor riesgo de demencia y depresión. Y revela que “en las Unidades de Terapia Intensiva se comprobó que los pacientes en coma mejoran su ritmo respiratorio y los pulsos cardíacos cuando un ser querido los toma de la mano. Es probable que las relaciones de amistad preparen mejor al individuo para enfrentar situaciones de estrés, y de esta manera mejorarían las funciones vegetativas”.
La hormona “amiga”
La ciencia se ha preguntado cómo se construye una amistad duradera. Y encontró que “hay evidencia convergente que pareciera demostrar que altos niveles de oxitocina permiten mantener relaciones a largo plazo. Pero es probable que ésta no sea la única hormona involucrada en el proceso, aunque debemos entender que el cerebro funciona como una compleja red y es difícil suponer que encontraremos una única estructura o químico en el sistema nervioso central  que explique un comportamiento tan intrincado como el que involucra a la amistad”, dice el doctor Ezequiel Gleichgerrcht, Investigador de Neurociencias Cognitivas de INECO. El especialista brinda un ejemplo práctico: “cuando simpatizamos con alguien nuestro cerebro activa una compleja red de estructuras que abarca áreas en los lóbulos frontales y temporales, involucrando grandes grupos de funciones cognitivas que incluyen, entre otras, la memoria, interactuando con estructuras relacionadas con la emoción”. Y concluye: “algunos autores han demostrado que la amistad no sólo mejora la calidad de vida, sino que está asociada a reportes de felicidad más elevados. Tan es así que un grupo de investigación en la Universidad de Warwick, Estados Unidos, demostró que tener amigos genera más felicidad que el salario”.
La lección de Freud
El padre del psicoanálisis insistía en que “un egoísmo bien entendido es necesario para vivir, pero debemos amar para no caer enfermos. La amistad alivia las heridas cotidianas, confirma Delgado. Con su tierna y cálida presencia, el amigo nos rescata del ensimismamiento; con él esperamos compartir las penas y festejar los logros”.
Una mano tendida a tiempo y un oído dispuesto a escuchar calman el alma y fortalecen el ánimo. “En la amistad se visita un lugar curativo: el de los sueños compartidos. Es por eso que gozar de la amistad es curarse en salud, proclama la doctora Raquel Goldstein, médica psicoanalítica, miembro de APA. La amistad es un descanso. Un antidepresivo de la vida cotidiana”.
El inconsciente entiende razones que la razón no entiende. ¿Por qué elegimos a una persona y no a otra? “Cuando escogemos un amigo participan mecanismos inconscientes, factores que se relacionan con la historia personal de cada uno en la que gravitan las identificaciones, los traumas, los secretos, las reminiscencias y los anhelos, conscientes e inconscientes, que suelen determinar una elección”, analiza el doctor Luis Kancyper, médico psicoanalista. Arthur Schopenhauer decía que “el individuo puede hacer lo que quiere, pero no elige querer lo que quiere”. Delgado coincide: ”La manera en que pensamos, sentimos y nos conectamos con los demás está determinada por nuestra historia, sobre todo por los vínculos infantiles con padres y hermanos”.
El espacio de los afectos
Los amigos son el antídoto contra las pesadillas que corroen cada día. “Es solidaridad en circulación permanente; generosidad, explica Goldstein. Permite sostener el deseo de vivir, el gusto por la vida sus placeres e ilusiones, los ideales y, sobre todo, tolerar la incertidumbre”. Según Kancyper, “un amigo ejerce la función de acompañamiento vital en la angustia de la soledad y en los conflictos relacionados con la pareja y la familia”.
La lealtad es la característica por excelencia de una verdadera amistad. El interés y la alegría por los logros del otro se suman a los sentimientos indispensables para poder llamar amigo a una persona. Y la vida es el lugar donde se cruzan esos seres que con el tiempo brindarán afecto sin condiciones.
Están los amigos del colegio, los del club, los de la universidad, los del trabajo, cada uno con su característica propia, Todos y cada uno de ellos tienen valores que apreciamos y con los que nos identificamos, aunque no siempre estén disponibles para ese postergado café.
“Por cuestiones de trabajo, estudios, u otras preocupaciones, los amigos no se reúnen todo lo que quisiera, pero cada uno tiene presente al otro aunque sea a través del silencio”, justifica Delgado. El ritmo de vida moderna no siempre deja espacio para la reunión con los afectos.
Según pasan los años
“Las amistades van cambiando con los años y tomando las características propias de las etapas que atraviesan. En la adolescencia los vínculos tienen un matiz más pasional. De amores exaltados y ofensas rápidas, los adolescentes encuentran en los amigos el sostén para independizarse se la familia, analiza Delgado. Es en la juventud y la adultez donde esperamos compartir inquietudes e intereses. Con la madurez, la amistad se vuelve más selectiva y, por ende, más saludable”. Pero para que un amigo perdure a través del tiempo se necesita algo más que afinidad. “Ser tolerante no significa complacer, tener indeferencia ni renunciar a las propias convicciones, sino el respeto a un principio: aceptar con paciencia la diversidad del otro, que tiene su derecho a pensar y sentir distinto”, dice Kancyper.
William Shakeaspare dio un consejo de oro. “Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero”

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