A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

domingo, 5 de mayo de 2013

JULIO BLANCK


Este mensaje es para favorecedores y amigos del arquitecto Julio De Vido: que alguien le avise que está mirando fuera del tarro, y que se le nota demasiado el nerviosismo por este tiempo inhóspito que le toca vivir después de tantísima bonanza.
Que alguien, de buena leche, le explique que cuando se aventura en la arenga encendida y en la frase heroica, lo que logra por lo general es pifiarla feo, afirmando cosas que hasta dan un poco de vergüenza ajena de tan desmedidas y desenfocadas.
Que eso de decir, por ejemplo, que “los mismos que desaparecieron a treinta mil personas son los que dicen que el índice de la construcción bajó”, delata un impúdico uso instrumental de los derechos humanos. Y, en el fondo, no termina siendo más que un plagio de aquel lamentable “secuestran goles como secuestraban personas” que dijo muy suelta de cuerpo ya sabés quién, cuando explicaba los supuestos motivos del Fútbol para Todos.
Y que alguien le sople al oído que rechazar la dolarización de los precios de la construcción, con el argumento de que “la gente se está dando cuenta de que puede construir en pesos y hacer valer sus pesos”, es algo que lo pone al borde de que honestos ciudadanos se le rían en la cara, justo antes de empezar a mentarle la parentela.
Y que no falte el corazón misericordioso que le avise que calificar la reforma judicial -que le pone un collar de ahogo político a los tribunales- como “una patriada contra los monopolios” es algo que no se lo cree ni el pibe más entusiasta de La Cámpora.
Que los que lo aprecian, porque el hombre es merecedor de aprecio, le hagan ver que lo suyo no es esta versión irritada sino lo de siempre: perfil bajo, lápiz afilado, obra pública, contratos, dinero del Estado, empresarios generosos y comprometidos con el destino de la Patria.
Para peor, hay gente que no comprende el sacerdocio de la función pública y entonces acusa con liviandad. Como Lilita Carrió, que lo viene apuntando a De Vido desde hace años con eso de ser el cajero de Kirchner. Quizás sea por algunas operaciones que –convengamos– por ahí no estaban todo lo prolijas que hubiese sido deseable. Pero las obras había que hacerlas. Una vez, dos, tres, las veces que fuese necesario hasta que quedase todo bien, pintadito, asfaltado, señalizado, ¿se entiende?
País ingrato la Argentina, que no perdona el éxito. Y encima esa Carrió que no se cansa. Es cierto que a veces se le suelta la cadena y la gente deja de creer en sus Apocalipsis. Pero al final la calesita termina de dar la vuelta y la sortija está donde ella había dicho que estaba. Y lo más lindo es que siempre se la llevan los mismos.
Diga que las acusaciones de Carrió lastiman pero no matan. Eso sí: van gastando de a poco, como una lija gruesa. Y al final lo dejan al acusado tan finito que por ahí viene un viento fuerte y se lo lleva. ¿Habrá algún ventarrón que se llame Lanata? A lo mejor De Vido está sintiendo las primeras brisas y así cualquiera se pone nervioso.
“Hablen con Julio” parece haber sido la frase usada por Kirchner para indicar a empresarios y políticos el camino a seguir para sumarse a la cadena de la felicidad. Y muchos hablaron con Julio, según parece. Transporte, energía, carreteras, vivienda. Lo que quieran y cuanto quieran. La verdad es que hoy, después de diez años, todo eso está bastante desencuadrado. No lo salva ni la sanata del relato. ¿Adónde habrán ido a parar tantos recursos? ¿De qué hablarán cuando hablan de “década ganada”? ¿Quién ganó y cuánto?
Para colmo, ahora a De Vido lo vuelven a poner en la mira por este asuntito de Lázaro Báez, un amigazo que viene desde los buenos viejos tiempos de Santa Cruz. El arquitecto estaría más a gusto ocupándose de sus cosas que lidiando con los asuntos de gobierno. Pero es un tipo leal. Y ahora que Néstor no está, no la va a dejar a Cristina en banda con semejante mecano al que se le empiezan a aflojar los tornillos. Además, cuentan que el día que insinuó tomarse un descanso de tanto trajín, ella le dijo algo así como “de aquí te vas preso o muerto”.
En fin, que el buen De Vido ya no gana para sustos. Tanto que un viejo colega de gabinete, que le tiene afecto por buen tipo y por peronista, se lamenta de que si esto termina desbarrancándose mal, “la fiesta se la hagan pagar a Julio”. Algo así como augurarle, sin el deseo de hacerlo, un largo y desangelado peregrinaje por los tribunales.

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