A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

lunes, 25 de noviembre de 2013

MORENO HIZO TANTOS DESTROZOS QUE NO LO PUDO SALVAR NI EL PAPA


Por Julio Blanck
El lunes 18 de marzo, un día antes de ser investido con los símbolos de su pontificado, el papa Francisco recibió a la Presidenta en la residencia de Santa Marta, su hogar junto a la basílica de San Pedro. Habían pasado apenas cinco días desde que los cardenales lo habían elegido para conducir la Iglesia. En aquel encuentro, memorable, Cristina le regaló al Papa un mate explicándole que era algo argentino; y el Papa le obsequió a ella una copia de la declaración del CELAM “para que vaya pescando lo que pensamos los obispos latinoamericanos”, le dijo.
Aquel día Cristina salió del encuentro y comentó a un miembro de su comitiva que el Papa le había pedido por dos hombres del oficialismo.
Uno de los alcanzados por la recomendación papal fue el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, cuadro católico y del peronismo, que acaba de ser pieza clave para adecuar el proyecto de Código Civil a los reclamos de la Iglesia. Y que sueña para sí un futuro de máximas responsabilidades.
El otro recomendado fue Guillermo Moreno, que acaba de ser eyectado de la Secretaría de Comercio desde donde hizo y deshizo (más deshizo de lo que hizo) en los últimos siete años.
La preferencia del Papa por Julián Domínguez se explica sola. Pero la explicación de Moreno hay que buscarla allá lejos y hace tiempo, en los primeros años 70. En aquella época el entonces padre Bergoglio, figura en ascenso entre los jesuitas, se acercó a Guardia de Hierro, una dura organización de cuadros, católica y peronista. Allí también militaba Marta Cascales, una escribana que cultivó desde entonces la amistad del padre Bergoglio y terminó siendo la actual esposa de Moreno.
Recuérdese que Moreno, que nunca ocultó la fuerza de su fe católica, fue el primero en plantarse en defensa del flamante Papa cuando la perrera oficialista salió a cuestionar su pasado y su presente apenas fue elegido. Claro que enseguida Cristina se dio vuelta en el aire y los mastines, obedientes, pasaron a ser mansas mascotas falderas.
Si con semejante respaldo Moreno terminó despedido del Gobierno, es porque el volumen y el poder de daño de sus trapacerías superaron todos los niveles tolerables. Se podrá decir que siempre cumplió órdenes, que lo suyo fue obediencia debida a Néstor y a Cristina. Que ellos le dieron poder para disciplinar a patadas la economía y las estadísticas, y que después él acrecentó ese poder aplicándolo con violencia en las palabras y en los hechos administrativos.
Nótese la diferencia: violencia en los hechos administrativos pero no violencia física, a pesar del amplio alarde que siempre gustó hacer Moreno sobre su condición de peleador. Algunos cuentan que fue más guapo con guardaespaldas alrededor que en el mano a mano. Pero eso no quita ni agrega un miligramo a los destrozos que hizo en la economía, ni a los malos ratos que propinó a empresarios pero también a ministros de su propio Gobierno a los que solía relajar en público conexabruptos y acusaciones de todo calibre.
El peronismo, en coro unísono pero siempre a puertas cerradas, venía pidiendo su despido. La presión se incrementó después de las primarias de agosto, donde surgió claramente la inflación como una causa central de la derrota que sería más amplia en octubre.
Moreno, como los otros desplazados por Cristina, no supo hasta el final que iban a echarlo. El lunes de noche, poco antes de que se anunciaran los primeros cambios en el Gobierno, estuvo reunido con funcionarios y dirigentes sindicales que cortan el bacalao en el PJ porteño. Ninguno de los presentes en la sede partidaria de la calle San José percibió que Moreno supiese qué le esperaba. El día siguiente dejó de ser secretario de Comercio.
La Presidenta lo sostuvo cuanto pudo. Porque Moreno fue Kirchner y era Cristina. El Gobierno ahora podrá ser mejor o peor, pero ya no será el mismo.
Los duros más duros del cristinismo lo despidieron con declaraciones que sonaron como una elegía, un lamento por Moreno pero también por los tiempos dorados de un estilo avasallador y prepotente que ojalá haya entrado en su crepúsculo final.
La agregaduría comercial en Roma, escaso destino para quien quizá se creyó inoxidable y superpoderoso, al menos le dará a Moreno el consuelo de estar cerca de su protector. Pero de los desastres que hizo no lo pudo salvar ni el Papa.

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