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FOTO SEBASTIAN DOMENECH |
Por Alejo Vetere
sensación que queda es que Pablo Aimar necesitaba más a este River de lo queRiver necesitaba a este Pablo Aimar. Entre festejos y vueltas olímpicas, no hay -ni hubo- lugar para reproches. El póster de River campeón 2015 no le tenía un espacio destinado, sólo la certeza de que su tiempo ya había pasado.
Uno de los planteles más sólidos de River en los últimos veinte años recibió a Aimar, de 35 años, que se había quedado sin lugar en el fútbol de Malasia. Físicamente disminuido, llegó a principios de este año y tras la pretemporada decidió operarse del tobillo. Se dio cuenta de que no podría estar a la altura. Pasó por el quirófano y comenzó el trabajo de rehabilitación. Empleó el semestre entero para ponerse en forma. Jugó un puñado de minutos ante Central en el Monumental y un tiempo entero por la Copa Argentina. Eso fue todo. Tras meses de espera, Marcelo Gallardo le cerró la puerta. Evitó prolongar, con criterio, una caridad que, por su trayectoria, Aimar no merecía.
Fue uno de los últimos representantes del fútbol total en Núñez. Un insolente con la pelota. Personificó en la cancha como pocos el paladar del hincha de River. Sin embargo, ya nadie se acuerda de él. En este River mordaz y competitivo no hay resquicio para homenajes. A fuerza de goles, y con mucho sacrificio, Fernando Cavenaghi se hizo un merecido lugar entre los suplentes y hasta llegó a ser titular en el partido más importante de los últimos 19 años del club para levantar la Copa Libertadores. Javier Saviola se juega el último crédito que le queda, mientras navega en la suplencia.
La gente, también, dio su veredicto. En el Monumental, en el primer partido después de que Aimar anunciara su retiro el 14 de julio, Gallardo recibió una de las ovaciones más grandes desde que es DT de River. En un contexto de éxitos, por supuesto, nadie le cuestionó que le haya bajado el pulgar al cordobés. En diez minutos, Lucas Alario y Tabaré Viudez hicieron más que el maltrecho Aimar en todo el año. Cada decisión que tomó Gallardo lo acercó al corazón de los hinchas. El retiro de Aimar sólo despertó nostalgia por lo que fue.
"Hablé con Pablo y le dije que por su estado físico y por la lesión que arrastra no podía incluirlo. Tomé la decisión y él me dijo que le hacía un favor por lo que estaba padeciendo", había explicado el DT. Luego, se conoció un audio donde el propio futbolista decía estar cansado de someter su cuerpo a los tratamientos para combatir el dolor.
¿Era el tiempo de Aimar en River? Su regreso fue más un deseo que una realidad. Desde comienzo de año Aimar intentó volver a ser. Su cuerpo y su cabeza le recordaron, irremediablemente, que el tiempo pasa para todos.
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