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EL QUERIDO RUBEN LUNA CON SU FAMILIA |
Los muchachos de mi barrio si fue lindo conocerlos
Mucho mas lindo es quererlos no poderlos olvidar
Los muchachos de mi barrio donde quiera que se encuentren
Hoy los junto nuevamente en mi abrazo fraternal
El espejo de la vida es inflexible. Es el hoy en el carrusel del tiempo. Ni el ayer, ni el mañana. Si ves a una persona diariamente el paso de los años es mas piadoso. Se nota menos. Si a una persona no la vistes por mas de 40 años, es probable que no la reconozcas. Me paso el año pasado cuando me junte con algunos de mis compañeros del servicio militar, me volvió a pasar en estos días cundo vi una foto actual de un querido amigo, Ruben Luna. No lo reconocí. No se como me verán a mi aquellos amigos de la infancia y juventud de la Magallanes y 2do Pasaje, que deje de ver hace mas de 40 años, pero que nunca olvide. Allí vivían los Luna, una familia ejemplar. Casa humilde, sobre la Magallanes, antes el baldío que nos vio crecer. Calle de tierra y el farol de la esquina que iluminaba los juegos nocturnos y también nuestros sueños. A la casa de los Luna lo separaba del baldío alambre tejido en su mayoría y no mas de seis metros de tapia, que hacia las veces de arco, cuando jugábamos a los penales, con aquellas pelotas de trapo grandes y pesadas que se encargaba de fabricar el querido Ruben. Retacon, de mediana estatura, muy buen chango. El padre sastre, la madre ama de casa y dos lindas hermanas, Dora, la mayor y Alicia la menor, la novia que el barrio deseaba tener.
Aquel celebre baldio de la esquina, escenario de los bravos partidos de fútbol entre el Segundo y el Tercer Pasaje. Allí vi al "Negro" Diosquez, que jugaba descalzo, cortarse el pie con un vidrio enterrado. Tajo profundo. Pidió ají puta pario, se puso en la herida, se envolvió con un trapo y continuo jugando. Allí también hacíamos la fogata de San Juan. Jugábamos al bate, le decíamos, en realidad era softbol. Eramos unos adelantados. Los carnavales en las que se prendían nuestros padres y hasta los abuelos.
Entorne los ojos y mire el pasado
De nuevo me veo pobre y chiquilín
Junto a la ternura de un perro encontrado
Que con sus piruetas me enseño a reír
Y vuelvo a la esquina del barrio querido
Que escucho una noche mi primera canción
Diez años pasaron pero mis amigos
Siempre están conmigo en mi evocación
Los muchachos de mi barrio si fue lindo conocerlos
Mucho mas lindo es quererlos no poderlos olvidar
Los muchachos de mi barrio donde quiera que se encuentren
Hoy los junto nuevamente en mi abrazo fraternal
Cerremos los ojos amigos de entonces
Allí esta la esquina, la nuestra, la ven
La humilde escuelita, su risa de bronce
La plaza, el baldío y el humo del tren
También las ventanas del sueño dorado
Entorna de nuevo y asoma el amor
Y en el viejo banco los nombres gastados
Vuelven a ser niños como la ilusión
Los muchachos de mi barrio si fue lindo conocerlos
Mucho mas lindo es quererlos no poderlos olvidar
Los muchachos de mi barrio donde quiera que se encuentren
Hoy los junto nuevamente en mi abrazo fraternal.
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