A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

sábado, 29 de agosto de 2020

ALBERTO F., ANIBAL F. Y COMO CONTENTAR A CRISTINA F

Por Pablo Vaca

La gente que no sigue de cerca la política los confundió mucho tiempo. Claro, ambos eran -y lo siguen siendo- bigotudos, entrecanos, coetáneos, de saco y corbata. Y Fernández. Saltaron a los titulares casi juntos, como ministros de Néstor Kirchner. Alberto, como jefe de Gabinete. Aníbal, del Interior, aunque ya había sido ministro de Producción de Duhalde. Para sumar a la mezcolanza, Aníbal luego se sentó dos veces en la misma silla que había ocupado Alberto: entre 2009 y 2011 y todo 2015, el último año del segundo mandato de Cristina. Tantos no lograban distinguirlos, que en 2019 el parecido fue un hándicap en la campaña de Alberto como candidato presidencial. Es conocido el derrotero de cada uno durante la primera década K. Alberto se mantuvo en su puesto hasta la pelea de Cristina con el campo y a partir de 2008 se convirtió en un fervoroso opositor a la que hoy es su vicepresidenta. Aníbal, en cambio, amplificó sus gestos de lealtad y, de tanto defender lo indefendible, terminó siendo uno de los más desprestigiados funcionarios de la época, logro llamativo en medio de la multitud que competía en ese ranking. Así, para las elecciones del año pasado, el kirchnerismo prefirió esconderlo.
Su mayor virtud fue siempre ser un hábil declarante. Lenguaraz, repentista, polemista sin fin, no se le movía -no se le mueve aún- un músculo de la cara para afirmar lo que fuere. Quedó en el imaginario popular al hablar de la “sensación de inseguridad” y cuando afirmó que la Argentina tenía un 5% de pobres, menos que Alemania. “Países como Alemania no la están pasando bien en términos de pobreza, aunque no lo quieran creer”, dijo. Así, sin que le temblara el pulso.
Sin embargo, pese a que el Presidente sabe que defender lo indefendible a cualquier costo lleva como máximo a ser interventor de Yacimientos Carboníferos Río Turbio, viene transitando ese camino con insistencia. El mejor ejemplo, y en un homenaje involuntario al legendario Fidel Pintos, creador de la sanata, lo dio este domingo, cuando justificó la "cláusula Parrilli" contra los medios que incluyó el kirchnerismo en su proyecto de reforma judicial. "Es un agregado casi ocioso porque tiene un sentido más casuístico que otra cosa. Casuístico quiere decir que las leyes definen las situaciones contando casos concretos. Pero está más dirigido a los jueces", ensayó. “Creo que tiene un sentido más casuístico porque eso está incluido dentro del concepto de los poderes económicos, pero la verdad no le cambia nada el sentido de la verba", agregó. Ajá.
En la misma entrevista radial volvió a incursionar en el anibalismo cuando, haciendo una peculiar interpretación estadística (comparó la destrucción de empleo sin mencionar que los despidos están prohibidos y rige la doble indemnización), y olvidándose nada menos que de 7.000 muertos, proclamó que “a la Argentina le fue mejor con el coronavirus que con el gobierno de Macri”. Ajá de nuevo: el mismo Presidente que se cansó de decir que “si el dilema es la economía o la vida, yo elijo la vida”, ahora elige la economía (mientras se saca fotos sin barbijo en plan social con Hugo Moyano).
Para rematarla, relató que "al día siguiente que decreté la cuarentena, él (por Mauricio Macri) me llamó y me recomendó que no hagamos cuarentena, que dejemos a toda la gente en la calle y que murieran los que tuvieran que morirse". Triple ajá: resulta más que inquietante, si fuera verdad, tanto que un expresidente le recomiende al actual que deje morir a la gente, como que éste elija contarlo recién 5 meses después y casi como al pasar. Resultaría inquietante también que fuera mentira, que fue lo que afirmó Macri este lunes al contestarle.
El de Alberto, en el fondo, es un problema que Aníbal no tenía: Cristina esmerila su imagen, pero sin Cristina no sobrevive. Y para tenerla contenta a Cristina, no hay nada mejor que ser como Aníbal. Encorsetado, el Presidente no puede aplicar siquiera el consejo que le dio a Macri en la misma nota: “Cualquier hombre público, sea político o no, debe medir sus palabras”.

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