A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

jueves, 7 de julio de 2016

DOS MUJERES LE HACEN UN FAVOR A MACRI


Por Eduardo Van der Kooy
Dos mujeres se han cruzado de modo providencial en el pedregoso camino político de Mauricio Macri. Una de ellas es Angela Merkel, la canciller de Alemania, con quien se reunió ayer en Berlín. La otra, Cristina Fernández, de regreso en los avatares internos después de casi tres meses de refugio en El Calafate. Desde allí alternó largos silencios con irrupciones por Twitter y Facebook.
La cita con Merkel ayudó a Macri a coronar una gira exterior importante. Que sin la presencia en escena de la mujer alemana hubiera merecido quizás otra valuación. El Presidente argentino había estado con el titular del Consejo Europeo, Donald Tusk. También con las principales autoridades de la UE. Compartió en Bruselas una cita con los monarcas belgas. En la escala previa en París sostuvo un encuentro con el premier de Francia, Francois Hollande. Pero nada pareció comparable a su tránsito por Berlín. Merkel gobierna Alemania desde noviembre del 2005. Va por su tercer mandato. Sobrevivió a las crisis de la Unión Europea. A partir del desmadre que produjo en Gran Bretaña la votación a favor de abandonar la UE, con la renuncia del primer ministro David Cameron, su perfil monopoliza a la UE.
En el afán por abrir la Argentina al mundo, que la política de los Kirchner había encapsulado, Macri redondeó con Merkel su reunión 34 en seis meses de gestión con líderes de América, Europa y Asia. En ese recorrido sobresalió la visita de Barack Obama a nuestro país en marzo. La de la canciller de Alemania no le va en zaga en trascendencia. Aunque los resultados, como suele ocurrir en las relaciones internacionales, sólo se puedan computar a largo plazo. De hecho, el Presidente insistió en la posibilidad de apurar la integración entre el Mercosur y la UE. Pero Merkel respondió con mucha cautela. El convulsionado bloque debe primero reordenar su situación después del sismo que significó el triunfo del Brexit en Gran Bretaña.
Quizás la sombra de Cristina haya sobrevolado también en Berlín. La ex presidenta tuvo a Merkel durante buen tiempo de su primer mandato como ejemplo de un liderazgo a seguir. Lo dijo de manera pública. De a poco comenzó a tomar un rumbo antagónico. Al punto que en el epílogo de su ciclo se la tomó con la canciller alemana por su política sobre los inmigrantes y la presunta intervención en favor de los fondos buitre. Mientras Axel Kicillof, su ministro, ensayaba un acuerdo que jamás prosperó.
Para Macri resulta más propicio que Cristina sea la que es ahora mismo. Sin el menor parangón con Merkel. Ello podría facilitar el tránsito sobre las reformas económicas de los primeros meses que han tenido dolorosas secuelas. Pero que no fueron vaciadas aún de expectativa social. El Presidente pidió el respaldo de la UE para continuar adelante con tales cambios.
Como contracara, la ex presidenta sigue aferrada desde su oposición a un relato que la emparenta antes, en el imaginario colectivo, con el caos político y económico de Venezuela que con los estremecimientos en la UE. No habría diferencias entre Cristina y Nicolás Maduro cuando cada uno, por distintos motivos, aducen ser víctimas de alguna confabulación. El caudillito de Caracas acusa a la oposición de querer sacarlo del poder antes de tiempo. Debe realizar un referéndum revocatorio que dilata todo lo que puede. La ex presidenta, no bien llegó a Buenos Aires, aceptó un monólogo telefónico por TV durante el cual aseguró que se siente perseguida por los jueces, el periodismo y los macristas.
Esa perorata sin matices ayuda al Gobierno en varios planos. El relato K se ha deslegitimado de manera irreversible después del estallido de innúmeros casos de corrupción de la “década ganada”. Los bolsos de José López tuvieron, en ese sentido, un efecto demoledor. Tanto, que habrían perforado incluso regiones del kirchnerismo fiel.
Dos trabajos de opinión pública de las últimas semanas registran el fenómeno. Según Managment & Fit, el 63,5% de los argentinos opina que la ex presidenta conocía los hechos de corrupción. El 21% la desliga. El 20,5% sostiene que el escándalo de los bolsos está circunscripto al ex secretario de Obras Públicas. Un 11% afirma que esa causa estaría armada. Ese constituiría el auténtico núcleo de impenetrables. Por su lado, otro trabajo de Jorge Giacobbe sumó elementos reveladores. Según un sondeo nacional sobre 2.200 personas, el 47,4 por ciento de los identificados como peronistas describieron que “Nestor y Cristina organizaron un “sistema de corrupción estatal”. En cambio, un 49,1 por ciento de los K sostuvieron que los valores del proyecto minimizan cualquier episodio de corrupción. Pero no niega su existencia. Frente a semejante universo, tal vez una declaración individual haya encerrado mayor valor simbólico. La investigadora y novelista, Elsa Drucaroff, destacada militante K, hizo pública su decepción. “Cristina no cambió a los corruptos. Participó activamente”, sentenció.
La onda expansiva del retorno de Cristina a Buenos Aires no queda limitada al terreno de la corrupción. Aunque lo sigue sembrando. La cuestión sería también de índole política. Ligada al kirchnerismo y al peronismo. Esa sociedad de mucho tiempo se tornó irreconciliable. La revulsión que genera la presencia de la ex presidenta no constituiría una mala noticia para el andar siempre complicado del macrismo.
En especial, cuando su frente interno también evidencias fisuras. Elisa Carrió nunca estuvo bien con el socialismo. No es primicia. Pero acaba de meter en la misma bolsa a los radicales. Una pata clave de Cambiemos, la coalición oficial. Como si eso fuera poco, volcó críticas contra María Eugenia Vidal por el manejo de la Policía bonaerense. La gobernadora es la principal figura del PRO, en consideración social.
Sin embargo, el reingreso de Cristina en la vida pública disimula aquel embrollo grande. No se trata únicamente de ella. Los K se empeñan en rodearla con las peores caras. Impopulares. Tal vez no haya otras. Amado Boudou asoma del brazo del ex piquetero Luis D’Elía. Guillermo Moreno, el ex secretario de Comercio, encara contra los medios de comunicación. Hebe Bonafini confunde a Macri con Benito Mussolini. Aníbal Fernández circula en defensa de su inocencia por las denuncias que lo involucran con los narcos. Así será difícil repuntar para el cristinismo.
Aquel desfile, por otra parte, retrae al pejotismo. Los sindicalistas hacen lo mismo. Todos tienen una dosis de fortuna. Comenzó el receso invernal y podrán abstraerse de mostrarse en el Congreso. Para evitar confusiones. El macrismo aprovecha esa realidad y continúa negociando con ellos. Aún cuando José Luis Gioja y Daniel Scioli, la conducción formal, sigan invocando la posibilidad de la unidad partidaria.
Cristina también condiciona esa chance. Aquella unidad debería incluir la figura de Sergio Massa. Pero el líder del Frente Renovador preferiría eludir ese chiquero. No contempla su vuelta al PJ. Hace tándem con José Manuel de la Sota. Aunque el discípulo de este, el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, haya acompañado a Macri en la gira internacional.
Massa prefiere consolidar su cercanía con Margarita Stolbizer. La diputada del GEN es un tanque contra la corrupción K. Sobre todo contra Cristina. Un vehículo que le calza bien al FR.
Habrá que observar si esa pareja nació sólo como respuesta al pandemonio entre los K y el PJ. O si despunta con ellos una estrategia electoral hasta hoy impensada para el 2017.

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