A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

viernes, 24 de marzo de 2017

24 DE MARZO: LAS RAICES DEL TERRORISMO DE ESTADO


Por Martin Balza
En 1976 —como había sucedido en 1955, 1962 y 1966— se pretendía volver a una etapa anterior al peronismo, achicando al máximo el Estado en lo económico y agrandándolo también al máximo en autoritarismo. El “mal gobierno” de entonces fue sola una excusa.
La causa principal del golpe fueron las ambiciones de poder de los altos mandos de las Fuerzas Armadas, secundados y estimulados por grupos de presión y sectores del poder económico, que se beneficiaron con el capitalismo prebendario impuesto —sin limitaciones— por el ministro de Economía, José Martínez de Hoz. En esa misma concepción, Arturo Pellet Lastra, refiriéndose a la dictadura, la calificaba de “netamente oligarca, tan vulnerable a las presiones del poder externo como implacable en la represión de la guerrilla”.
El plan sistemático, concebido por los altos mandos de la dictadura, era depurar nuestro país mediante una forma extrema de eugenesia, que incluía la eliminación de todos aquellos que los represores consideraban “irrecuperables”. Esto incluía a obreros, estudiantes, empleados, docentes, y también políticos, sindicalistas, periodistas, diplomáticos, religiosos y algunos deportistas y militares. En síntesis, una acriollada untermenschen (término empleado por la ideología nazi para referirse a lo que ésta consideraba “personas inferiores”). Los represores obraron siguiendo deleznables procedimientos: desaparición forzada de personas, torturas, violaciones sexuales, ejecuciones clandestinas y extrajudiciales, robo de bebés, privación ilegítima de la libertad y saqueo de propiedades.
Delitos que trascienden lo jurídico y marginan el campo de la ética y de los principios cristianos. Impulsores civiles y mandos militares con dominio del hecho y poder de decisión no asumieron —salvo excepciones— su responsabilidad desligándola en sus subordinados. Se colocaron en una dimensión moral peor que la de las organizaciones irregulares a las que combatieron, porque ellos actuaban —aún en un gobierno de facto— en nombre del Estado y debían resguardar los derechos humanos esenciales: a la vida, a la libertad y a la propiedad de los ciudadanos en lugar de actuar sobre ellos como un ejército de ocupación. Que una cosa es el accionar criminal de grupos irregulares, y otra muy diferente es que el Estado se convierta en criminal.
Lamentablemente, gran parte de la sociedad no advertía que aceptando una dictadura —como el mal menor— estaba coadyuvando al advenimiento de un terrorismo de Estado, de imprevisibles y atroces consecuencias.
Martín Balza es ex Jefe del Ejército y ex embajador en Colombia y Costa Rica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario